Era domingo por la mañana y
afortunadamente no me encontraba tan mal como el día anterior. Al menos, la
resaca monumental que había tenido el sábado había desaparecido ya por completo
y en aquellos momentos me encontraba fresca como una rosa. No obstante, estaba
aburrida, muerta del tedio más bien, mientras estaba allí, tirada en el sofá y
sin saber qué hacer. Siempre he odiado esos momentos en los que te apetece
hacer algo pero no sabes el qué. O sí que lo sabes, tal vez, pero tienes
demasiada pereza encima como para decidirte a hacer nada.
Aquel aburrimiento estaba
empezando a ponerme de mal humor, de muy mal humor. Y es que la idea de tener
ante mí todo un día entero sin tener ningún mísero plan me sacaba de quicio.
Además, para colmo, estaba demasiado enfurruñada conmigo misma como para ser
capaz de descolgar el teléfono, llamar a alguien y proponer yo algún plan. En
aquellos momentos echaba Internet más de menos que nunca… Al menos, en “mi
tiempo” hubiera tenido algo con lo que entretenerme.
Estaba así, pensando en todas
estas cosas y mirando sin prestar la más mínima atención un programa de la
televisión cuando, de repente, llamaron al timbre. Giré la cabeza hacia la
puerta y me quedé mirándola, extrañada, durante unos segundos. ¿Quién sería a
aquellas horas? No esperaba visita para nada y dudaba mucho que fuera alguien
“interesante”. Lo más seguro sería que fuera la vecina de enfrente pidiéndome
sal por enésima vez. Al parecer, la mujer desconocía que podía comprar por sí
misma en el supermercado…
-Ya va…-mascullé de mala gana a
la vez que me levantaba.
Me dirigí arrastrando los pies,
con una pereza inmensa, a la puerta y abrí sin más, sin pararme a preguntar
siquiera quién era ni nada por el estilo. Estaba apática hasta para eso.
-Hola.-dijo nada más me vio
mientras esbozaba una sonrisilla.-¿Molesto?
Me quedé mirándolo estupefacta.
En realidad, a John era a la última persona del mundo a la que esperaba ver
allí, ante mi puerta, en aquellos momentos. Casi automáticamente, todo mi mal
humor y mis pocas ganas de nada desaparecieron. Tal fuera porque alguien había
venido a rescatarme del aburrimiento sin esperarlo; tal vez, fuera por otra
cosa.
-Hola.-le contesté devolviéndole
una sonrisa, sincera.-Por supuesto que no molestas, pasa.
Me hice a un lado para que
entrara en mi pequeño apartamento y volví a cerrar de nuevo la puerta.
-Jamás había estado aquí.-dijo
mirándolo todo.-Es acogedor.
-Estás usando la palabra
“acogedor” para decir que es minúsculo, ¿verdad?-le reproché divertida.
John largó una risita.
-Yo no he dicho nada, lo has
dicho tú todo.-respondió mirándome de nuevo.
-Podrías disimular un poco e
insistir en que está muy bien, ¿no crees?
-Yo no soy quién para llevarte la
contraria, Bri.-bromeó él.-Es como una cajita de cerillas, sí, pero sigue
siendo acogedor.
-Cajita de cerillas, dice…-reí yo
por lo bajo.-Anda, siéntate, si cabes claro, y te invito a tomar algo.
-No.
Dijo aquello tan tajantemente que
me quedé mirándolo, extrañada y sin saber qué decir. Sólo cuando vi que
sonreía, relajé un poco mi expresión.
-Estoy harto de estar en
casa.-aclaró al cabo de unos segundos.-Y si he venido hasta aquí no es para
encerrarme de nuevo. ¿Por qué no dejas que te rapte y salimos a dar una vuelta
por ahí?
A decir verdad, me quedé pasmada
ante aquella propuesta; no me la esperaba para nada. No obstante, cuando por
fin asimilé lo que me acababa de decir, esbocé una inmensa sonrisa de oreja a
oreja.
-Me parece una idea
genial.-contesté contenta.
No obstante, de repente, una idea
cruzó por mi mente e hizo que una sombra de duda se reflejara en mi rostro.
John me dedicó una mirada confuso nada más lo notó.
-¿Ocurre algo, Bri?
-Bueno…-respondí dubitativa.-Es
que…
-¿Qué?
-Pues que… ¿Y si te conocen?
Nada más escuchó mi pregunta John
soltó una risita divertido.
-A estas alturas, señorita,
debería saber que ya somos unos verdaderos maestros en el arte del
disfraz.-dijo con una fingida solemnidad que le confería un aire sumamente
cómico.
-Perdone usted, caballero, lo
había olvidado.-le repliqué usando el mismo tono de voz que él había
empleado.-Si es así, aceptaré gustosa su invitación.
-Será un placer acompañarla en
este paseo.-contestó haciendo una reverencia de lo más chistosa. Y después,
cambiando repentinamente el tono de voz, añadió:-Venga, Bri, agarra una
chaqueta o algo porque nos vamos a que nos dé el aire.
John ni siquiera me dio tiempo a
que me arreglara un poco. De hecho, lo único que me permitió hacer fue que me peinara
mínimamente porque, según él, parecía que viniera de parar un huracán. Pese a
que le reí la gracia, no pude dejar de avergonzarme un poco con ello: John
tenía razón, y mucha. Por lo demás, ni siquiera me dio tiempo a que me
cambiara. Con suerte, me dejó cambiarme las zapatillas de ir por casa.
Salimos a la calle después de
esperarnos dentro del edificio un buen rato, hasta que dejaron de pasar
personas que podrían haber reconocido fácilmente a un John Lennon sin disfrazar. Lo cierto era que vivir así
debería de ser bastante agobiante, pensé, pero a John aquello no parecía
importarle demasiado. A fin de cuentas, a aquellas alturas, ya estaría más que
acostumbrado.
Cuando por fin pudimos salir de
allí, nos pegamos una breve carrera hasta su flamante Mini, aparcado justo
frente a mi portal.
-¿Hoy no has traído chófer, chico
rico?-bromeé mientras él abría el coche.
John negó con la cabeza divertido
a la vez que se metía dentro y se acomodaba en el asiento del conductor.
-Anda, chica pobre, sube al
coche.-se limitó a decirme sin más.
Antes incluso de que me metiera
en el coche, John ya había puesto el motor en marcha.
-¿Dónde me llevas?-quise saber
cuando me senté en el asiento y John se
incorporó al tráfico de la calle.
-A que nos dé el aire, ya te lo
he dicho.-contestó mirándome de reojo y esbozando una sonrisa pícara que hacía
evidente que no me iba a decir nada más.
Tampoco le insistí. En realidad,
me daba igual adónde me llevara; lo importante era que me había sacado de casa
y había salvado mi día.
Unos cuantos frenazos y unas
cuantas bromas mías sobre su desastrosa manera de conducir después, John aparcó
el coche en un aparcamiento público, justo al lado de los Kensington Gardens.
Después de pegarnos unas buenas
risas cuando se disfrazó para no ser reconocido con un atuendo de lo más
extraño, con barba y peluca incluidas, salimos del coche y empezamos a caminar.
Me abstuve de preguntarle adónde íbamos de nuevo: era evidente que íbamos al
parque, así que sobraban las preguntas.
Tal y como suponía, entramos en
los Kensington Gardens por la Lancaster Gate y enfilamos el sendero para
adentrarnos en el inmenso parque. A esas horas, y más un domingo, aquello
estaba a rebosar de gente aunque, pese a mi tensión inicial, ninguno de los que
estaban por allí pareció reconocer a John en aquel tipo rubio, barbudo y con
gafas de sol. En realidad, hacía falta saber que aquel era él para ser capaz de
reconocerlo bajo su disfraz.
Caminamos juntos, hablando de
esto y de lo otro, mientras fumábamos y reíamos de cuando en cuando con
cualquiera de las cosas que soltábamos. Me sentía cómoda a su lado, muchísimo,
para qué me iba a engañar.
-¡Es la estatua de Peter
Pan!-exclamé de repente cuando vi el monumento de bronce que muchos años
después visitaría en mi época.-Me encanta.
-El niño que no quería
crecer.-dijo John mientras nos acercábamos a la estatua.
-Era mi personaje favorito cuando
era una niña.-sonreí sin ser capaz de disimular mi ilusión por estar de nuevo
en aquel lugar.-Yo tampoco quería crecer.
-No has crecido mucho que
digamos, Bri.-bromeó John.-Eres pequeñita.
Me giré hacia él cuando escuché
aquella broma que había echado por tierra aquel momento, seria, pero no pude
evitar ponerme a reír cuando le vi la expresión burlona que tenía pintada en su
rostro.
-Creo que al final le daré la
razón a Anna y acabaré ayudándola a cometer un asesinato.-bromeé.
-¿En serio? ¿Vais a matar a
alguien? ¿A quién?
Volví a soltar una risita y negué
con la cabeza: definitivamente John no tenía remedio.
-¡Ey!-exclamó él de repente
haciendo caso omiso a mi expresión.-¡Un sándwich!
Me quedé mirando alucinada como
John se agachaba a recoger un sándwich a medio terminar que alguien había
dejado tirado en el suelo, justo al lado de donde estábamos nosotros plantados.
-John… Si tienes tanta hambre
sólo dímelo y te invito a comer algo, no hace falta que vayas recogiendo restos
de comida del suelo.-le dije yo medio en serio medio en broma.
-No seas boba, Bri.-me contestó
poniéndose en pie de nuevo con aquello en la mano.-Es para los patos. Anda,
ven.
Sin ni siquiera esperarme, John
avanzó unos pasos y se apoyó sobre la barandilla que separaba el sendero del
canal que cruzaba el parque por el medio. Me quedé mirándolo mientras empezaba
a tirar migajas de pan a los patos que había por allí nadando tranquilamente.
-Míralos qué cabrones.-me dijo
cuando por fin me planté a su lado.-Se roban el pan entre ellos. Serían capaces
de asesinarse.
Efectivamente, cuatro patos
estaban casi peleándose por hacerse con uno de los trocitos de pan que había
arrojado John. Debía de reconocer que aquello tenía su punto de diversión.
-Dame un poco.
John me acercó el sándwich y yo
le di un buen pellizco con tanto ímpetu que, aparte de con el pan, me quedé con
la inmensa loncha de jamón que llevaba dentro en la mano.
-¡Puaj, qué asco!-exclamé al ver
aquello, que además estaba lleno de hormigas, mientras John se partía de risa
en mi cara.
Sin pensármelo dos veces, lancé
el trozo de jamón, junto con la migaja del pan que había pillado, al canal.
-¡Bestia!-exclamó John divertido
cuando me vio.-¿Qué haces tirándole jamón a los patos?
-¿Y qué querías que
hiciera?-pregunté con una sonrisilla inocente.-¿Quedarme con eso medio
putrefacto en la mano? Además, a lo mejor les gusta.
-Sí, claro…-rió John.-Los patos
no… ¡Mierda! ¡Se lo están comiendo! ¡Qué hijos de puta!
Miré hacia donde había caído la
loncha de jamón que había tirado y vi como, efectivamente, los mismos cuatro
patos de antes que se habían estado peleando por las migajas de John se
apresuraban para agarrar aquello. Aquella visión no pudo menos que hacerme
soltar una risotada.
-Ya te decía yo que les gustaría.-reí.-Total,
lo que no mata, engorda.
-Vaya, jamás había visto patos
carnívoros.
-Éstos se lo comen todo, te lo
digo yo.
-¿Todo? ¿Lo que les tiren?
-Todo.
-¿En serio?
Me quedé mirando a John
extrañada. Lucía una sonrisilla pícara que no me auspició nada bueno. No
obstante, por alguna extraña razón, decidí seguirle el juego.
-Completamente en serio.
Antes incluso de que acabara de
pronunciar la frase, John se abalanzó sobre mí y me levantó unos centímetros del
suelo. Aquello me pilló tan por sorpresa que no pude dejar de soltar un
gritito.
-Pues a ver si te tiro a ti y se
te comen también.-rió.
-¡Suéltame, idiota!-exclamé yo.
Conociéndolo, el hecho de acabar dentro del canal haciéndole compañía a los
patos no me parecía demasiado improbable.-¡Como me tires al agua te…!
John me dejó de nuevo en el
suelo, mientras reía sin parar.
-¿Qué me harás si te tiro al
agua?-preguntó aún haciendo un colosal esfuerzo por contener sus carcajadas.
-Te… te…-balbuceé yo aún con esa
extraña mezcla de susto y diversión que tenía en el cuerpo.
-Qué miedo dan tus amenazas, Bri .
Como lo hagas todo igual...-volvió a reír él.-Pero tranquila, yo a ti no te
tiro a ningún sitio.
El tono con el que había dicho
aquella última frase había sido radicalmente distinto al que había estado usado
hasta el momento: era como… más suave. Me quedé mirándolo sin entender muy bien
de qué iba todo aquello durante unos segundos. Estábamos cerca, casi pegados el
uno al otro y pude sentir como nuestras respiraciones se agitaban levemente.
Entonces, justo en el momento en el que empezaba a ponerme nerviosa de verdad,
John me agarró suavemente de la barbilla, bajó su cabeza y me plantó uno de los
besos más increíbles que jamás me habían dado. Le respondí con ganas,
sintiéndome como si cientos de mariposas revolotearan en mi estómago, sintiendo
el sabor de sus labios, de su lengua, dejándome llevar mientras nos fundíamos
en un abrazo que se me hizo eterno.
-Vamos a mi casa.-dijo John con
voz ronca cuando por fin despegamos nuestros labios.
Ni siquiera recuerdo si le
contesté o no. Simplemente me encontré, de repente, agarrada de su mano y
siguiéndole hacia la salida del parque, sintiéndome como en una nube de la que
no quería bajar por nada del mundo.
*******************************
Jueves, 9 de abril de 1987
Londres
Pese a que estaba haciendo un
esfuerzo monumental para aparentar normalidad en aquella cena, era plenamente
consciente de que se me notaba a la legua que algo me ocurría. Lo peor, sin
embargo, era que no sólo estaba yo en aquella situación, sino que John y Alex
estaban también así. Por eso, el ambiente entre todos los presentes estaba enrarecido,
muchísimo. Sólo Julie, pese a que seguro se olía que las cosas no iban bien, insistía
en colocar una nota de alegría en la mesa pinchando a Matt y bromeando con Anna,
Ringo y sus dos hijos, Ayrton y Vicky, que habían venido acompañando a sus
padres.
-¿Y ya tienes pensado lo que
quieres hacer en la universidad, Alex? Porque pronto tendrás que decidir…
La pregunta de Anna pilló a Alex,
quien apenas había soltado prenda en toda la noche, por sorpresa.
Inmediatamente, dejó de juguetear con la comida que había en su plato y la miró.
-Tal vez periodismo o algo así,
no lo sé.-contestó esbozando una media sonrisa.-Aún tengo unos meses para
decidirlo, así que… Lo cierto es que por ahora tengo cosas bastante más
importantes por las que preocuparme.
Alex dijo aquella última frase
lanzándome una mirada disimulada de reojo. Aquello hizo que me sintiera
tremendamente mal y que de repente me entraran unas ganas inmensas de salir corriendo
de allí y estar sola. Por eso, antes incluso de que Anna pudiera contestarle a
mi hijo nada, me levanté de mi silla mucho más bruscamente de lo que hubiera
querido. John y Alex me lanzaron una mirada grave; el resto se me quedaron
mirando estupefactos, sin entender bien aquella reacción.
-Voy a la cocina a por un poco
más de vino, se ha acabado.-dije intentando parecer lo más normal posible antes
de salir del comedor.
Me metí en la cocina apresuradamente
y, sin ni siquiera pararme a encender la luz, apoyé la espalda sobre la pared
en un gesto cansado y cerré los ojos con fuerza, intentando respirar
profundamente. Tal vez así pudiera mantener a raya mis lágrimas.
-Con la luz apagada difícilmente
encontrarás esa botella de vino.
Abrí los ojos sobresaltada casi a
la vez que Anna encendía la luz. Suspiré, resignada.
-¿Qué es lo que ocurre,
Bri?-preguntó a bocajarro mientras se acercaba hacia donde yo estaba.
La miré. Me conocía demasiado
bien después de tantos años.
-No te preocupes.-le contesté
esforzándome por dibujar una sonrisa que intentaba ser tranquilizadora.-Sólo
son cosas mías…
-Cosas tuyas y de John y de tu
hijo, ¿no?-me cortó ella.-Estáis muy raros los tres, se os nota. ¿Se puede
saber qué os pasa? Y no me vengas con el cuento de que habéis discutido por
cualquier tontería porque…
-Lo sé, no cuela.-acabé yo la
frase por ella.
Anna simplemente se limitó a
asentir con la cabeza y a clavarme de nuevo su mirada, severa, esperando a que
le contara algo. Era curioso: ella era mi mejor amiga, una hermana
prácticamente para mí, y, pese a eso, le había estado ocultando durante todos
esos años mi secreto. La verdad era que había sido muy injusta con ella en ese
sentido: me sentía como una mísera traidora.
-Es algo muy complicado, Anna…-suspiré
al fin.-Muy complicado y difícil de entender, pero…
Justo en ese momento, cuando
estaba a punto de contarle la verdad, de contárselo todo aun a riesgo de que me
tomara por loca, justo entonces, el sonido insistente del timbre hizo que
parara de hablar en seco.
-Oh, mierda…-mascullé.-Siempre en
el momento más oportuno. Voy a ver quién es.
-De acuerdo.-dijo Anna tras de mí
resignada.-Ve a ver quién puñetas es, pero recuerda que tenemos una
conversación pendiente, Bri.
-Lo sé.-le sonreí antes de salir
de la cocina.-Descuida, Anna.
******************************************
Abrí los ojos lentamente y noté
el contacto de la piel de John a mi lado. Sonreí como una tonta al recordar lo
que había pasado hacía tan sólo un rato entre nosotros, antes de que me quedara
dormida, acurrucada a su lado sin ni siquiera darme cuenta.
-Hola, preciosa.-dijo él cuando
vio que me despertaba.-Estás guapísima cuando duermes.
Dejé que me besara en los labios
suavemente y le pasé la mano por el pelo, cariñosa, antes de recostar mi cabeza
contra su pecho desnudo, feliz. Jamás me había sentido tan bien en toda mi vida.
-¿He estado durmiendo mucho
rato?-pregunté al cabo de unos segundos mientras entrelazábamos nuestras manos
y empezaba a juguetear con sus dedos.
-No.-sonrió él.-No llegará ni a
un cuarto de hora.
-Me alegro.-susurré antes de
darle un beso en el pecho.-Estoy mejor despierta.
John soltó una risita entre
dientes antes de pasarme la mano que le quedaba libre por la cara, en una
caricia que me supo a gloria.
-Oye, Bri…-dijo al cabo de unos
segundos.
-¿Qué?
-Pues que…-masculló,
dubitativo.-He estado pensando, mientras dormías y… Supongo que el rollo de
sólo amigos que tenemos tú y yo queda a un lado, ¿no?
Volví a mirarlo a los ojos,
sonriente. Era una curiosa manera de decir que lo nuestro no había sido sólo un
polvo eventual y que podía ser el inicio de algo, pero lo había dicho al fin y
al cabo.
-Te aseguro que tú para mí eres
mucho más que un amigo, Johnny.
John sonrió antes de darme un
beso, largo y tierno.
-Y tú para mí eres muchísimo más
que una amiga, Bri.-dijo cuando nos separamos.-Muchísimo más.
Le devolví el beso que segundos
antes me había dado él, sintiéndome en aquellos momentos la chica más feliz
sobre la faz de la Tierra. No obstante, antes incluso de que aquel intenso beso
terminara, un pensamiento nefasto se me cruzó por la cabeza. Nueva York. 1980.
John. No hacía falta ser muy fan de The Beatles para saber qué iba a ocurrir en
un futuro, para saber cuál era el horrible destino que le esperaba.
-¿Qué ocurre?-preguntó John
separándose de mí levemente, cuando notó que algo no iba bien.
Me obligué a esbozar una sonrisa.
-Nada.-contesté haciendo un
descomunal esfuerzo por mantener a raya mis sentimientos.-Bueno, sí: ocurre que
eres guapísimo.
-Bri… No sabía que tuvieras
problemas de vista.-bromeó él.
Pero ni siquiera me vi con ánimos
de seguirle la broma, ni siquiera fui capaz de responderle nada. Simplemente,
me limité a abrazarme a él, fuerte, como si la vida me fuese en ello.
-Vaya… Qué cariñosa estás…-susurró
John mientras me estrechaba entre sus brazos.
De nuevo, no contesté: estaba
demasiado absorta en mis pensamientos como para hacerlo. Fue entonces cuando
tomé una firme determinación. No. No iba a permitir que a John le ocurriera
nada. Yo sabía su futuro y podía cambiarlo si me lo proponía, costara lo que me
costara.
****************************************
Llegué a casa cerca de la
medianoche, después de pasar uno de los mejores días de mi vida. John había
insistido en llevarme y yo no había podido, ni querido, negarme a ello. Me
apetecía estar a su lado el máximo tiempo posible y no iba a desaprovechar
ninguna oportunidad para hacerlo. Bajé del coche después de pasarnos casi un
cuarto de hora aparcados frente a mi edificio, acaramelados, y entré en casa.
Me hizo gracia que John esperara a que yo entrara en el edificio para arrancar
de nuevo el coche y largarse de allí.
Subí las escaleras sonriendo como
una boba y entré en mi apartamento. Encendí la luz mientras tarareaba alegre
una cancioncilla. Y entonces, de repente, lo vi. Allí estaba, sentado en mi
sofá con las piernas cruzadas, mirándome con su sonrisilla psicótica. Apenas
pude contener un grito de puro pánico mientras sentía como la sangre se me
helaba en las venas.
-Briseida, Briseida…-dijo
Greg.-Estás incumpliendo las normas del juego, querida.
Y hasta aquí el capi de hoy! Qué tal estais, guapas? Pues bien, aquí yo de nuevo con cierto retraso, porque quería publicar antes pero se me ha complicado el tema, jajaja. Espero que os haya gustado este octavo capi! Saludos a todas, preciosidades, y hasta el noveno! Besos!
Muuy bueno el capi, es re interesante tu nove ♥
ResponderEliminar*se saca los guantes de boxeo luego de golpear al cerrajero* *se hace un bailecito al son de “Me lo tiro”*
ResponderEliminarLOCAAAAA acá te estoy comentando desde mi mac en la otra habitación de psiquiatría en el Hospital Dubarry, mientras vos estás practicando con la dulzaina (ey, tan mal no te sale).
ME CAGO EN TODO!!! Lo repito porque es lo que dije cuando lo leí. Cloquell, este capi lo imprimiré aunque no tenga tinta en la impresora, y lo colgaré en la puerta de mi habitación. No te miento, y ahora sí te hablo enserio, este fue el MEJOR capi del fic, y eso que sólo van ocho capitulos. Sólo ocho y ya me mataste varias veces de soponcios cada vez que te leo jaja. Enserio, no sé cómo hacés, pero cada vez te sale mejor y te felicito.
Pero a ver, voy a comentar como se debe.
Priiimero, yo también me pego unos altos aburrimientos los domingos, pero claro, no viene John a sacarme a pasear. Mala suerte la mía. Seeegundo, Willix te amo. Quiero adoptarte como pato de mi jardín, prometo darte algo que no sea el pan mojado que estos dos insensatos te dan. Teeeercero, gracias al pato estos dos cog...digo, digo, nada!!! Se besaron! Yo no dije mas nada jajjaa. Pero a ver, tanto “tirar, tiro, tirate” se sabe que te lleva a tirarte algo, es un mensaje subliminal XD cada vez que leía “pato” me acordaba del Willix, y cada vez que leía “tirar” o algo parecido, saltaba la musiquita del Me lo tiro. Y es que eso, me tiro a tu capi, me tiro a tu fic, me tiro a la canción, me tiro a Ringo, me tiro al pa...ay no, no, por favor. Bueno, a vos y a John también...los quiero mucho. Eh, qué te pensaste? Jajajja
Sigo enumerando, que no sé porqué enumero jaja. Cuarto: me morí de amor, enserio. Y otra cosa: yo diciendo chispita y qué sé yo, en el capi pasado lo cambié por chispazos de cables de alta tensión y estaciones de servicio volando por los aires pero ahora lo tendré que cambiar por bombas atómicas arrojadas en el atolón de no sé dónde. Porque ya me quedé corta con lo que pasó jaja. Bueno eso, me encantó que ya hayan intimado iiiujuuuu jajajjaja. Y me encanta que todo vaya por más y mucho más!!!
Quinto: odio mucho al tipito este de la risita. No sé cuándo dije que me caía bien, pero me rectifico, o me ratifico (nunca sé cuál de las dos palabras es la correcta jaja): este tipo me cae mal. Mirá que venir a joderle todo el día a Bri...además me sonó muy a amenaza eso de que está fuera de las reglas del juego...A mi amiga no la amenazás, gil! Tomátelas o te rompo la jeta! Mirá que voy a ir a boxeo eh! Y que estoy loca eh! Y que soy peligrosa eh! Eh! Eh! Eh!
Ya...me calmo. Me estaba olvidando de una cosita super importante: el hecho de que haya decidido cambiar el destino de John. Y ya veo que lo ha logrado, porque por lo menos al 87 han llegado los dos...Me intriga saber qué hizo, y se me hace que esta Bri es bien rebelde y que las reglitas de las que habla el gil éste, se las va a pasar por el...juanete XD.
Y sexto: AYYYYY por favor, que me voy a comer las uñas que ya no tengo! Esa cena me va a matar! Y encima andá a saber quién carajo vino a tocar el timbre! Capaz que el repartidor de pizza! Un pastor evangelista vendiendo biblias! O un cerrajero!
Lo bonito es que me enteré que tengo bepis con mi Ringo todo bonito al que también me lo tiro. Ya lo dije pero no importa, es para que no se olvide y para que ninguna me lo venga a quitar. Porque estoy loca.
Y ahora meesssmo me voy m’hija! Y te repito: the best capi of your fic. AI LAVIU, marry mi! Marry mi!jajaja
Kisses!!!
P/D1: Tengo susto. Tengo susto porque acaban de decirme que en un programa de tele donde buscan a parientes que hace mucho que no ven, apareció una chica que dicen que es igual que yo y busca a su padre y hermana, que nunca vio. Necesito huir.
ResponderEliminarP/D2: Tengo susto. Naaaa espero que no sea una hermana perdida o dame un rinconcito en tu casa que me voy a para allá jajaja
P/D3: Acho. Jajajaja. Pinche. Jajajja.
P/D4: Maharishi duerme su siesta, no hay bendiciones. Cerrado por siesta.
P/D5: Quiero un paaaato!!! Prometo alimentarlo bien!
P/D6: Ya me voy, y me olvidaba de una cosa: pediste disculpas o algo por el estilo, por tardar en subir? Sí , estás loca. Si estás subiendo re rápido! Nunca tan rápido como yo quisiera, pero eso ya es problema mio, que tengo trastornos de ansiedad jaja. Ahora sí me voy, besote y hasta la próxima, genia de mi alma!!!!
P/D6 bis: A ver cuándo hacemos la orgía de fics!
Dios! No sabes que tan fan soy de tus fanfics. Neta.
ResponderEliminarTe sigo desde lo más lejos a tú lado y... me parece que tienes un don para hacer esto. simplemente me encanta leerte.
Espero el prox. capitulo con ansias.
Un beso. atte: Tú fiel seguidora y fan.
NOOOOOOOOOOOOOO ME ENCANTÓOOOOO!
ResponderEliminarSabes, pensé que yo escribía bien, pero tu escribes como UNA DIOSA! Que lindo, ME ENCANTA JOHN! Lo amo tanto tanto tanto :3 <333
Me embobo con tus capítulos y creo que acabo de convencer a alguien para que sea tu nueva seguidora muehehehe ^^
Greg! Vete a otro lado! Ash que agarre un cuchillo y se lo entierre hasta la médula, así se evita problemas :D
Ok sí, soy bastante sangrienta :D
ESPERO EL SIGUIENTE ANSIOSAAA!!