Un fuerte pinchazo de dolor en la
sien hizo que me despertara de repente y me decidiera a abrir los ojos de mala gana, lentamente.
Tenía la boca pastosa, notaba como me picaba la garganta y tenía la sensación
de que la cabeza iba a estallarme de un momento a otro. En definitiva y
hablando claro, lo que me pasaba era que tenía una resaca de antología.
No obstante, cuando abrí los ojos del todo y
vi que no estaba en mi habitación, todos aquellos males se fueron de golpe.
Miré a un lado y a otro, sin saber ni siquiera cómo sentirme, y comprobé que,
efectivamente, no estaba en medio de un sueño ni nada por el estilo: estaba en
una habitación extraña y, para colmo, llevaba un pijama que no era el mío y que
me quedaba bastante grande. Noté como el nerviosismo poco a poco se apoderaba
de mí y me obligué a volver a cerrar los ojos y a respirar pausadamente,
intentando averiguar por qué puñetas estaba yo en una cama y un lugar
desconocidos, sola. Lo último que recordaba de la noche anterior era que estaba
en el Bag O’Nails con los chicos, sin parar de beber ni un solo segundo y
hablando sin cesar como una cacatúa con todo aquel que se me pusiera por
delante. Después de eso, no era capaz de recordar nada más: una inmensa laguna
mental me impedía hacerlo. Ojalá no hubiera cometido ninguna estupidez.
Justo cuando estaba empezando a
plantearme el tener que levantarme de allí e intentar averiguar dónde estaba,
unos golpecitos en la puerta, suaves pero contundentes a la vez, me sacaron de
mis pensamientos. Volví mi vista hacia la puerta, con una mezcla de angustia y
nerviosismo y, sin que ni siquiera me diera tiempo a dar permiso para que
entraran, se entreabrió ligeramente antes de que Lennon asomara la cabeza por
allí.
-Veo que ya te has despertado,
borrachuza.-sonrió cuando vio que mis ojos estaban abiertos antes de entrar
definitivamente en la habitación.
Me quedé mirándolo pasmada por
unos segundos. Llevaba aún el pijama puesto y tenía el pelo revuelto, como si
él también se acabara de levantar de la cama.
-¿Dónde coño estoy?-pregunté sin
más al cabo de unos segundos.
John me dedicó una mirada
divertida a la vez que se rascaba la cabeza.
-Apenas tienes voz… Veo que no te
acuerdas de nada, ¿eh, Bri? Demasiado ron, nena.-sonrió acercándose hacia mí y
sentándose en el borde de la cama. Inconscientemente, retrocedí unos
centímetros para evitar su contacto.-Estás en mi casa. Has pasado la noche
aquí.
Lo miré perpleja antes de
contestar. ¿Yo? ¿En casa de Lennon? ¿Qué mierdas hacía allí?
-¿Tu… casa?-susurré con un hilillo
de voz.-¿Pero por qué…?
-Ha sido una noche maravillosa,
Bri.-me contestó Lennon bajando la voz hasta dejarla casi en un susurro.-Jamás
hubiera pensado que eras tan buena en la cama.
Cuando escuché aquella respuesta,
noté como la sangre se me helaba en las venas a la vez que se me hacía un
inmenso nudo en la boca del estómago de puro pánico. Le dediqué una mirada
angustiada, sin ser capaz siquiera de pronunciar una palabra. Entonces, de
repente, John me miró y prorrumpió en una sonora carcajada.
-¡Qué cara que has
puesto!-exclamó mientras reía sin parar antes de tumbarse encima de las sábanas
de la cama para empezar a revolcarse literalmente de la risa.
-¡Lennon!-exclamé yo sin entender
nada de lo que estaba pasando.-¡Joder! ¿Qué ha pasado?
John siguió riendo sin más de manera casi histérica, tanto que hasta
empezó a llorar de la risa y todo. Sólo cuando comprendí de qué iba todo
aquello saqué la mano de debajo de mis tapas y le di un sonoro manotazo en todo
el brazo que seguro que le debió de doler.
-No tiene ni puta gracia,
imbécil.-mascullé mirándolo seriamente.
-Por supuesto que la tiene. Si te
hubieras visto… Estabas para una foto.-me contestó él cuando por fin agarró
aire.-Tranquila, Bri, si te hubieras acostado conmigo, te aseguro que te
acordarías por muy borracha que estuvieras.
-Además de graciosillo, estás
hecho un fantasma…-bufé yo antes de empujarle lejos de mi lado.-Fuera de mi
cama. Ya.
-¿Tu cama?-preguntó dedicándome
una sonrisa burlona.-Perdona, Bri, pero te recuerdo que estás en mi casa y por lo tanto eres tú la que está en mi cama.
Volví a soltar un sonoro bufido
al ver que no tenía réplica para aquello.
-Está bien, como
quieras…-mascullé dejando de empujarle.-Por lo menos supongo que me explicarás cómo
puñetas he acabado yo aquí…
-La explicación es sencilla,
nena. Te emborrachaste. Yo también iba muy mal, pero créeme que tú me superabas.
Los demás se fueron retirando y nosotros nos quedamos hasta que cerraron el
local. Después te llevé a casa, pero no fuimos capaces de encontrar tus llaves
y nos vinimos aquí.
-Un segundo, un segundo…-dije yo
intentando aclararme.-¿Me estás diciendo que he acabado aquí porque he perdido
las llaves?
-Sí, así es. No te iba a dejar
durmiendo en la calle, ¿no?
Suspiré aliviada. Al menos no
estaba en casa de John por ninguna otra extraña razón. No obstante, no pude
dejar de sentirme algo agobiada por el tema de las llaves. Tendría que ir a
buscar al casero y pedirle otro par, no había más remedio. Pero, entonces, de
repente, me acordé de algo.
-¡Las tienes Anna!-exclamé de pronto.
-¿Cómo que Anna tiene tus llaves?
-Sí, las tiene ella.-le dije
yo.-Mi llavero es muy grande y no me cabía en el bolso, así que… Se las di a
ella para que me las guardara. ¡Y ni una ni otra nos acordamos!
-Tú no estabas en condiciones de
acordarte de nada, Bri.-rió John.-Y bueno, ella… tendría cosas más importantes
en las que pensar.
-¿Cómo dices?-pregunté lanzándole
una mirada interrogante.
-Un rato antes de que nos
fuéramos tú y yo también, ella vino a despedirse.-me aclaró.-¿A qué no sabes
con quién se fue a casa?
-¿Rich?
-¡Premio a la señorita! Se les
veía… contentos.-contestó él esbozando una sonrisa pícara.-Así que supongo que
no estaría para pensar en llaves.
-Vaya con estos dos…-dije después
de soltar una risita entre dientes.-Pero bueno, eso no tiene por qué significar
nada: tú y yo también nos fuimos juntos y…
-Nos fuimos juntos porque a las
horas que eran todo el mundo se había largado ya a sus casas a follar y a hacer
sus cosas. Sólo quedamos los dos idiotas.
No pude evitar soltar una risa
con la ocurrencia de John.
-¡Qué bruto que eres!
-Habló la fina.-sonrió él.-Si te
hubieras oído hablar ayer…
-No me lo recuerdes, haz el
favor…-mascullé yo.-¡Qué vergüenza!
-¿Vergüenza?-rió John.-¿Y las
risas que me pegué yo no cuentan?
-Eso, encima ve restregándome por
la cara que te pasaste la noche riéndote de mí.
-Contigo, que no es lo mismo.-me
cortó en tono suave, mirándome.
Le devolví la mirada. John
sonreía. De repente, sin saber por qué, me sentí intimidada.
-¿No vas a esa exposición a la
que tenías que ir?-pregunté de repente para romper el silencio diciendo lo
primero que se me pasó por la cabeza. No obstante, aquel pensamiento sobre la
exposición de Yoko Ono me resultó de pronto muy incómodo, demasiado.
John amplió un poco más la
sonrisa y negó con la cabeza.
-Bastante exposición tenía
contigo.-dijo al cabo de unos segundos.- Son más de las dos de la tarde. Ya no
voy a ir. Se me ha pasado mucho la hora.
-Vaya… Siento que te la hayas perdido.
Mentira. En realidad no lo sentía
para nada, pero era lo que se suponía que debía decir en aquellos momentos.
-Yo no.-me contestó él.-La verdad
es que no me arrepiento de haberme quedado durmiendo toda la mañana.
Otro silencio se volvió a hacer
entre los dos. Yo estaba incómoda, muchísimo; John no lo parecía, o al menos lo
disimulaba muy bien.
-Supongo que esto que llevo
puesto es tuyo, ¿no?-mascullé al cabo de unos segundos mostrándole la manga del
pijama que llevaba.
-¿El pijama? Sí, claro. Te lo
dejé anoche.-contestó.-Para que luego digas que no soy un chico atento…
-Bueno, gracias.-dije.
-De nada.-sonrió John
levantándose de repente de la cama.-Ya no te molesto más. Voy a cambiarme.
Tienes un baño justo enfrente de la habitación… y… no sé, lo que quieras me lo
dices. Te esperaré abajo, ¿vale?
-Vale. No tardaré, lo prometo.-le
respondí yo.-Y disculpa las molestias que te estoy causando… Te juro que yo no
suelo ser así cuando salgo, jamás había pillado una borrachera tan fuerte.
-De disculpas nada, Bri, yo
también lo pasé bien pese a que íbamos muy mal.-dijo él.-Y tranquila, sé que en
el fondo eres una chica seria y responsable. Muy en el fondo, pero bueno.
-Qué tonto estás…
-Como tú.-rió John.-Bueno, Bri,
nos vemos en un rato.
John salió de la habitación antes
de que yo contestara nada. Entonces, lentamente, me levanté y me dirigí hacia
la ventana. Me quedé mirando, distraída, como unos pajarillos se posaban en el
árbol más cercano a la habitación, con la mente en blanco. Ni siquiera fui
consciente hasta un buen rato después que estaba sonriendo como una tonta.
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Jueves, 9 de abril de 1987
Londres
Era paradójico eso de estar
preparando una cena especial por tu
cumpleaños a sabiendas de que podría ser el último. Paradójico y extraño,
además de doloroso. Pero debía hacerlo. Debía hacerlo por los chicos, para
aparentar una normalidad que no existía aunque uno de ellos, Alex, ya supiera
que las cosas no marchaban bien. Por lo menos, tenía suerte de que el cumpleaños
cayera entre semana: con la excusa de que debían madrugar al día siguiente,
cenaríamos lo más pronto posible y John y yo nos las apañaríamos para que por
lo menos, aunque no se acostasen, nuestros hijos se retiraran a sus
habitaciones antes de las diez de la noche, las once en España. Antes de la
hora exacta de mi nacimiento y, tal vez, de mi muerte. Y es que una cosa tenía
clara: no quería que nadie, aparte de John, estuviera presente en ese momento.
No quería hacerles pasar por ese trauma.
-¡Qué bien huele!-exclamó Julie
contenta entrando como un torbellino lleno de felicidad en la cocina.-¿Puedo
ayudarte?
Le dediqué una sonrisa sincera
antes de contestarle. Julie era capaz de contagiar con su alegría a todo el
mundo que se pusiera a su alrededor y eso, en aquellos momentos, era lo que más
falta me hacía. Su presencia allí me venía que ni pintada.
-Claro que sí, cariño. Remueve lo
que hay en el fuego, ¿quieres?
-Creo que deberías preparar un
poco más de comida, mamá.-me dijo mientras abría la tapa de la cazuela y
removía su interior.
-¿Más?-me extrañé.-Seguro que
sobra y todo, ya lo verás.
-Pero es que a lo mejor no somos
cinco solamente para la cena.-me replicó ella esbozando una sonrisa.-A lo
mejor… Imagina que somos más.
Paré de pelar la patata que
estaba pelando en seco y le lancé una mirada penetrante a mi hija.
-Julie, ¿qué has hecho?
-¿Yo? Nada.-contestó ella
poniendo cara de niña buena.-Sólo he pensado que te alegrarías de que la tía
Anna y el tío Richard vinieran a cenar hoy con nosotros.
-¿Los has invitado a cenar?
-¡Sí! ¿A qué es genial?
Me esforcé por dedicarle la mejor
de mis sonrisas a Julie, aunque en realidad la idea de tener invitados un día
como aquel, pese a que fueran dos de las personas a las que más quería en el
mundo, me horrorizaba.
-Por supuesto que lo es.-mascullé
al fin.-Gracias, Julie.
-De nada.
-¿Qué es lo que están haciendo
mis dos princesas? ¿Y qué es eso tan genial de lo que hablan?
La voz de John hizo que las dos
nos volviéramos en dirección a la puerta. Efectivamente, estaba allí, plantado,
mirándonos con una sonrisa.
-Julie ha invitado a Rich y a
Anna a cenar.-le aclaré yo esbozando una sonrisa falsa.
John no pudo evitar poner cara de
susto cuando escuchó aquello. No obstante, pronto recuperó la compostura y
consiguió esbozar una media sonrisa.
-A esta enana no se le pasa ni
una, ¿verdad?-dijo al cabo de unos segundos. Pese a que su tono de voz pareció
normal, a mí no se me escapó una nota de nerviosismo e incomodidad.-Eres un
cielo, Julie.
Justo en ese preciso instante, el
timbre de la casa sonó insistente. Julie dejó enseguida lo que estaba haciendo
y esbozó una inmensa sonrisa.
-¡Deben de ser ellos!-exclamó
empezando a caminar hacia la salida de la cocina.-Iré a abrir.
-¿Y ahora qué hacemos?-preguntó
John casi en un susurro cuando Julie salió de allí.
-Ni idea.-contesté yo torciendo
el gesto.-Pero no les podemos pedir que se vayan ni tampoco les podemos contar
nada… Supongo que tendremos que aguantar y aparentar que todo está genial.
-Joder.-maldijo John por lo bajo
antes de soltar un fuerte suspiro.-Pero supongo que tienes razón.
Después de decir aquello, se
acercó hacia mí y me abrazó por detrás, suavemente.
-Te quiero mucho.-susurró antes
de darme un beso extremadamente largo en la mejilla.
-Y yo a ti, ya lo sabes.-dije
pasándole la mano por la cara.
Me giré y le miré a los ojos. Nos
mantuvimos así durante unos segundos hasta que un par de voces muy familiares
para los dos se escucharon desde el vestíbulo.
-Será mejor que vayamos a recibir
a nuestros invitados, Johnny.-le sonreí.
-Sí.-suspiró John volviéndome a
pasar la mano por la cara.-Será lo mejor. Vamos.
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-Sólo te daré estas llaves con la
condición de que me cuentes la verdad.-dijo blandiendo mis llavero ante mí y
esbozando una sonrisilla pícara.
-Dame eso, Anna.-le ordené yo
intentando en vano quitarle las llaves de las manos.-Y déjate de cuentos ya.
-Dime… ¿qué tal con John?-rió ella.
-Y dime tú… ¿qué tal con Rich?
Anna cambió repentinamente su
expresión cuando le devolví la pregunta.
-John me ha comentado que anoche
os fuisteis juntitos a casa…
-Créete las historias de Lennon y
verás, Bri.-me interrumpió ella con una seriedad que a mí se me hizo tan cómica
en esos momentos que no tuve más remedio que empezar a reír.-Además, por si no
te acuerdas, te recuerdo que antes de irnos a casa fuimos a deciros si os
veníais también, pero estabais los dos tan pedo que no conseguimos absolutamente
nada de vosotros aparte de que empezarais a reíros otra vez como dos bobos. Al
final os dejamos por imposibles.
-Haces bien en recordármelo
porque no me acuerdo de nada.-le contesté notando como enrojecía levemente.-Yo
sólo me acuerdo de lo que pasó hasta las tres y media de la noche. A partir de
ahí nada hasta esta mañana.
Ahora la que rió con aquellas
declaraciones fue Anna.
-Menuda borracha que estás
hecha.-rió la chica.-¿Ni siquiera te acordabas de que te habías ido a dormir a
casa de John?
-Si me hubiera acordado no me
hubiera quedado al borde del infarto esta mañana cuando me he despertado y he
visto que no estaba en mi casa.-mascullé yo de mala gana haciendo que Anna
aumentara aún más el volumen de sus carcajadas.
-Pobre Bri… Encima en casa del
loco de Lennon.-dijo al fin cuando paró de reír.-No quiero ni pensarlo…
-Mejor que no lo
pienses.-sonreí.-Bueno, ¿me vas a dar las llaves o qué?
-Toma, quejica.-dijo Anna
mientras me pasaba las llaves.-Pero que conste que lo hago sólo porque tengo
lástima de ti. La resaca que has de tener ha de ser buena…
-Buena no, estupenda.-bromeé yo
agarrando las llaves y poniéndome en pie.-Me voy a casa. Ya me contarás otro
día que no tenga la cabeza a punto de estallar cómo te fue con Rich…
-¡Pero qué asquerosa eres,
Briseida!-exclamó ella divertida.-¡La que me tienes que contar qué tal te fue
con John eres tú!
-No te me pongas violenta,
Anna.-reí yo.-Bueno, roballaves, me voy. Adiós.
-Adiós, esponja humana.
Salí de allí aún con una inmensa
sonrisa pintada en la cara. Pese a la resaca, aquel día no había sido malo del
todo entre unos y otros. En absoluto.
Hola de nuevo, gente guapa! Pues aquí me paso yo, rapidito porque ya es tarde, para dejaros el capítulo 7. Supongo que hasta principios de la semana que viene no tendré nada más, así que aprovecho para desearos un feliz viernes y un aún más feliz fin de semana, jeje. Por cierto, darle la bienvenida también a Valeria Marlene, que se ha unido a leer esto. Y gracias obviamente a todas por leer y comentar, ya sabéis lo contenta que me pone ver que lo hacéis.
Saludos y pasadlo bien! :D
AWWWWWWWWWWWW DEJAME DECIRTEEEEE!!!! ESCRIBES COMO UNA DIOSA, TE LO DIGO LITERAL!
ResponderEliminarAy es hermoso en serio, me embobo con tu historia, y lo que tienen John y Bri que empieza a hacerse más evidente me ENCANTA! NO PUEDO ESPERAR A QUE PASEN MAS COSAS! Grité literalmente, mis hermanos empiezan a dudar sobre mi salud mental :3
Anna y Ringo están juntos en el futuroooo! que lindos, me pregunto si tendrán hijos... sabes? esa es la noche más larga que he visto descrita, la angustia es impresionante! jajaja
TU JOHN ES LO MAS SEXY QUE HE VISTO EN UN BUEN TIEMPO y estoy babeando por él. Grr.
ESPERO EL SIGUIENTE PRONTO!
Y perdón por utilizar tantas mayúsculas, es la mejor forma que encuentro de expresar mi euforia contenida(? :D
No sabés lo lindo que es leerte en el bondi. En el bondi o en el tren siempre es un plaaacer! Será porque cuando te leo ahí estoy super cansada y entonces es un alivio para mi alma leerte (bueeee ando poeta o qué? Jaja) Enserio, hacés literatura “bondiera”, o “colectivera”, o “autobusera”, o “ferroviaria” jajaja. Además, para que veas que soy una lectora extrema, iba viajando parada (como siempre ¬¬) mientras el 57 tomaba las rotondas a toda velocidad con el consiguiente amontonamiento de gente y yo, tratando de agarrarme de donde podía, igual te leía. Y me cagaba de risa. Y la gente me miraba. Entre ella, los dos tipos que estaban a cada lado mío. Dios, que churros, pero qué churrrrros! Yo no sabía que en Mercedes había semejantes pedazos de tipos, definitivamente tengo que salir más a pasear por esta ciudad jajajaja. Bueno, basta de pavadas, tengo las hormonas revolucionadas me parece. Pero enserio, estaban muy buenos XDDD. Como te decía, venía de Luján (me está pasando algo raro, me está gustando esa ciudad y eso no puede ser.) decía que venía de ahí http://www.youtube.com/watch?v=9Qkv4PiEGQc (si Luciana se entera de esto, se le caen las lágrimas de emoción jajaja) ah sí, decía que venía de ahí, de ese lugar del video, bueno, no exactamente de ese, pero mas o menos, yo lo pongo para darle mas contexto; venía de ahí leyéndote, después de que me mandaras tus preciosos mensajitos diciéndome que habías subido y que el teléfono “mágicamente” se quedara sin señal. Creo que con este fic me pasará lo mismo que con el anterior: mientras mas ansiosa esté por leerte, más cosas pasarán para impedirlo. Cloquell, el mundo trata de separarnos pero nuestro amor será más fuerte!
ResponderEliminarYa sé, me dejo de decir pelotudeses, pero es que tengo sueño y sabés que cuando estoy así soy insoportable.
Por favor. Pero por favor. Vos no podés ser tan genia, en serio, para mí que todas las noches antes de irte a mimir te tomás unas pastillas o un jarabe de genialidad, porque ya sos demasiado genia. ¿De qué te reís? ¡Hablo en serio! De verdad, amé FUERTE a este capitulo y me lo voy a leer muchas veces hasta que subas de vuelta, que capaz que tantas veces no serán porque andás hecha todo un flash para escribir y subir ;)
Te decía que me enamoré del capi porque es perfecto. Primero, toda esa locura de la borrachera y el final en la casa de John. Y segundo, toda esa angustia y nervios de la noche del cumpleaños. Pero iré por partes.
Yo había dicho que eran dos chispitas. Bien, me equivoqué. Estos son dos chispazos, de esos que hay cuando tiran a la mierda una torre de alta tensión y quedan los cables arrancados y vuelan chispas amarillas, blancas, azules y violetas y que incendian todos los pastos aledaños y estaciones de servicio que luego vuelan por los aires. Estaré exagerando, pero es lo que veo.
A ver, será posible que ya tenga que usar las escobas? Quedaron guardadas de la otra vez, pero las usaré con John. Querido mío de mi alma, ¿como vas a decirle eso? Está bien que seas bromista, pero a la piba le puede dar algo y después ¿cómo explicás que estaba en la cama con tu pijama? Eh? Eh? De todos modos, me morí de risa. Como sé que sos peligrosa, me permití el beneficio de la duda para pensar “Che...¿no habrá pasado eso que estoy pensando?” Pero no, veo que no jajaja. Sólo fue una borrachera de esas históricas y nada más. Bueno, “nada más”...eso está por verse jejeje.
Otra cosa...me fui con Ringo. Yo soy una persona de hormonas alteradas porque bueno, están en los días en los que se tienen que alterar XD pero esto es demasiado. O sea, tengo do tipos re buenos a cada lado y leo que me fui con Ringo por ahí, a la noche, que desaparecimos. ¡Chofer! ¡Encienda el aire acondicionado! ¡Abra las ventanillas!
Igual, seguro que no pasó nada. (Ah no, que anoche me pasaste la imagen de lo que sucedió, y sí, nevó jajaja)
Y ahora me pongo seria. ¡Maestra! ¡Sos una maestra! (Bueno sí, lo sos ajja) Enserio, sos una maestra, me ponés los pelos de punta. Ya no sé qué pensar de esa noche del 87, enserio, cada conjetura que hago me la tirás al recarajo, me estoy devanando los sesos, pero no, no me digas ni media palabra, dejame así que me gusta, que soy masoquista. Y esta nena, Julie, tan bonita y dulce, invitando a suJODEEERRRRR ME CASÉ CON RINGO! ¡Chofer! ¡Le dije que abra todo!
ResponderEliminarBueno, eso, que ya no sé qué pensar con lo que pasará acá, pero me encaaaanta.
Y ya te voy dejando, que esto se está alargando mucho y con puras pavadas Sepa disculparme su ilustre persona.
P/D1: Choooofeeeerrrr
P/D2: Perdón por tanto desquicio, pero es que el calor, o el frio, me incrementa mi acento argentino o paraguayo, o chileno, y no sé qué tiene que ver pero me da igual.
P/D3: Y somos maaaalas muuyy malaaasss las reinas de la mentiraaaa
P/D4: Andry está a dos pasos pero no se le da la gana venior, mirá que tipo espiritual que es.
P/D5: Ojo con las lechugas que comés, yo que vos las miro bien XD
P/D6: Blogger me tiene podrida con sus 4 mil caracteres!
P/D7: Ya me voy sí, sí, no me eches!
Cris no he comentado en casi ningún capítulo pero no creas que es porque no los leo. Apenas salen los leo e intento comentar pero no puedo hacerlo desde mi celular, no sé por qué. Ya casi no uso mi lap así que casi no comento por eso!
ResponderEliminarAMO TANTO TU FIC. Me encanta como es cada uno de los personajes<3.
ResponderEliminarJohn es tan bromeador. Me ha encantado. Igual me ha encantado el hecho de que Rich y Anna estén juntos en el futuro, desde la narración de Bri en el 67 (corrígeme si no es ese año) se nota que se aman.
En fin, cuídate❤️. Saludos. :)