Nervios, nervios y más nervios.
Aquello era lo único que era capaz de sentir aquella mañana, la del famoso día
después de haber pillado a Sean con una bolsita de heroína en la mano. Estaba
muchísimo más nerviosa que en mi primer día de trabajo y no era para menos por
varias razones. En primer lugar, porque el susto del día anterior aún me
duraba; y, en segundo lugar y más importante todavía, porque había tomado una
decisión: encararme a John y contarle lo que había sucedido. Era plenamente
consciente de los riesgos que correría al decírselo. Si no sabía nada de
aquella “cajita secreta de mamá”, lo
más normal sería que se negara a creerme. Si, por el contrario, estaba enterado
de todo aquello, seguramente me enviaría a la mierda por meterme en sus asuntos
privados y cuestionar su responsabilidad como padres. En ambos casos el
desenlace parecía que iba a ser el mismo: John Lennon montando en cólera y
despidiéndome en el acto, aunque, a decir verdad, había pensado decírselo a él
porque le temía muchísimo menos que a Yoko.
Pero pese a aquella nefasta
posibilidad, no veía el momento de soltar todo aquello que llevaba dentro. Me
había pasado toda la noche en vela, reflexionando sobre todo, y había llegado a
la conclusión de que debía hacer lo correcto independientemente de mi interés
personal. Al fin y al cabo, la seguridad de un niño de cuatro años dependía de
aquello y, si le llegaba a pasar algo, jamás sería capaz de perdonármelo si por
lo menos no había intentado hablar con sus padres.
-¿Te ocurre algo, Sophie?-preguntó
Rosaura de manera repentina.
Me volví y la miré, tratando de
articular una falsa sonrisilla tranquilizadora. No obstante, a juzgar por la
expresión de la mujer, no funcionó.
-Tienes mala cara esta
mañana…-insistió.
-No es nada.-contesté encogiéndome
de hombros y volviendo a fijar mi vista en la colada que tenía ante a mí.-Sólo
es que he pasado mala noche.
-Si no te encuentras bien
deberías irte a…
-No, tranquila. Me encuentro
perfectamente.-la interrumpí antes de que acabara de pronunciar su
sugerencia.-Por cierto, Rosaura… ¿sabe dónde está John? No lo he visto en toda
la mañana y…
Cuando aún no había ni terminado
de decir aquello, Rosaura se me quedó mirando con una expresión indescriptible
que hizo que me interrumpiera a mí misma. Parecía seria y sorprendida a partes
iguales y enseguida supe que había interpretado mal mi pregunta.
-El señor Lennon ha salido.-me
contestó secamente, podría decirse que hasta con tono acusador.-Y no se sabe
cuándo va a volver.
Hubo unos instantes de incómodo silencio
entre las dos. Era obvio que Rosaura estaba pensando cosas que no venían al
caso, pero perfectamente sospechables teniendo en cuenta que más de una vez nos
había visto a John y a mí hablando distendidamente cuando en teoría yo lo tenía
terminantemente prohibido. Por mi parte, el simple hecho de saber que mi
superior estaba pensando en esos momentos que estaba liada con el jefe, me daba
tantísima vergüenza que no sabía ni qué decir.
-Es que…-conseguí articular por
fin, titubeante.-Sólo quería comentarle una cosa que…
-No es necesario que le digas
nada a él.-me cortó.-Si necesitas algo o le quieres comentar algo, dímelo a mí
y yo se lo transmitiré a los señores.
-Pero…
-No hay peros que valgan. ¿Qué
era eso que le querías decir?
Volví a mirarla de nuevo a los
ojos, fijamente. Por unos instantes incluso llegué a valorar la posibilidad de
contárselo todo a Rosaura pero, en el último momento, me eché para atrás, en
parte por cobardía y en parte porque no estaba segura si ella sería capaz de “transmitirles a los señores” lo que yo
quería decirles.
-Nada.-mascullé al fin.-Sólo era
una tontería.
-Pues más vale no molestarle con
tonterías.-dijo Rosaura dando por zanjada la conversación.-Ven a la cocina
cuando acabes con esto. Allí te diré que es lo que has de hacer a continuación.
Y dicho esto, se dio medio vuelta
y se fue, dejándome allí sola con mi enorme confusión mental. Di un suspiro
resignado. Tenía la sensación de que se me presentaba un día bastante duro.
**************************************
Me pasé el resto del día
pululando por la casa e intentando hacer lo mejor que podía lo que me había
mandado Rosaura, aunque no fue fácil. ¿Quién coño es capaz de preocuparse por
limpiar bien los retretes cuando se supone que hay un niño en la casa con
riesgo de sobredosis de heroína? Vale, dicho así suena un poco bestia, pero la
pura verdad.
Pese a que estuve pendiente al
más mínimo movimiento que había en el piso, no hubo ni rastro de John en todo
el día. El tío parecía haberse evaporado, cosa muy rara en él, que se solía
pasar más horas en casa que el sofá del salón. Además, yo tampoco osaba a
preguntarle nada más a Rosaura por temor a que pudiera pensar aún más mal si
cabía de lo que lo estaba haciendo.
Cuando estaba a punto de acabar
mi trabajo por ese día, escuché el ruido de la puerta al abrirse. Casi como si
tuviera un muelle en el culo, dejé lo que estaba haciendo en la cocina y me
apresuré a asomar la cabeza por la puerta para ver si por fin había llegado
John o no, eso sí, lo más disimuladamente posible. Pero no, no era John. Era
Yoko quien, por cierto, se apresuró a lanzarme una mirada reprobatoria que
hablaba por sí sola: “¿Qué mierdas haces
ahí plantada mirando en lugar de estar trabajando?”. Si en algún momento
había albergado el pensamiento de hablar con ella sobre el asunto que tenía en
mente, aquel gesto me valió para disuadirme por completo, así que, sin decir
nada, volví a mis tareas con la cabeza gacha como si fuera un siervo al que su
señor le acaba de pillar intentando escapar del feudo.
Acabé mi jornada laboral media
hora después y me largué enseguida de allí tras haberme despedido escuetamente
de Rosaura. No me volví a cruzar con Yoko. Mucho mejor para mí. Después, me
dirigí hacia la estación del metro con paso rápido y, como ese día la suerte
parecía haberse olvidado de mi existencia, se puso a llover torrencialmente
cuando estaba a medio camino todavía. Obviamente, no llevaba paraguas. Empapada
como si me hubiera recorrido la bahía a nado, entré por fin en la estación y,
por culpa las prisas y mis zapatillas empapadas, me pegué un soberano resbalón
que me hizo darme de bruces contra el suelo. Ni siquiera la viejecita que iba
caminando a mi lado se volvió para mirarme; de hecho, tenía más posibilidades
de que me pasaran por encima los que venían detrás de mí que de que alguien me
ayudara a levantarme o me preguntara si me había hecho daño, así que me
apresuré a levantarme lo más deprisa que pude antes de morir pisoteada por una
marabunta de neoyorquinos con prisa. ¡Ay, Nueva York! ¡Qué bonita ciudad donde
todo el mundo se preocupa de todo el mundo!
Afortunadamente, conseguí subirme
al metro y llegar a mi estación sin que descarrilara ni nada por el estilo,
cosa que no hubiera sido rara en absoluto viendo la suerte que estaba teniendo
yo ese día. Cuando salí a la calle nuevamente, seguía lloviendo. Miré con
envidia a los que tenían un paraguas o se subían a un taxi para llegar a sus
destinos. Yo, como era pobre y no llevaba más que un dólar y medio encima, tuve
que caminar durante el cuarto de hora que separaba la estación de metro de mi
casa bajo una lluvia insistente y fría. Tal vez tendría que ir pensando en
comprarme un par de cajas de aspirinas…
Llegué a casa empapada teniendo
hasta las bragas empapadas (sé que queda un poco soez decirlo así, pero no
cuento ninguna mentira). Además, aparte de agua, llevaba un cabreo monumental
encima por mi mierda de día. Por eso, cuando abrí la puerta y escuché las voces
de Sven y de alguien más en el comedor no pude menos que articular una mueca de
fastidio. Lo último que me apetecía era tener que entablar alguna conversación
con algún colega chungo de mi amigo, así que, con disimulo me encaminé hacia la
habitación con la intención de meterme allí dentro y no salir hasta el día siguiente.
-¡Sophie! ¡Has llegado!
Maldiciendo lo inmaldecible
porque Sven me había pillado paré en seco justo delante de la puerta del
comedor.
-Ahora no puedo, Sven.-mascullé
de mala gana sin mirarle y sin importarme si estaba siendo o no maleducada con su
acompañante.-Estoy toda mojada, he tenido un día de mierda y lo único que
quiero es dormir, así que adiós.
-Ehhh… Creo que eso no va a ser
tan fácil. Soph, ¿por qué no miras quién ha venido a visitarnos?
Poniendo aún peor cara de la que
tenía y esperando encontrarme allí a la pesada de mi madre, me volví a mirar
tal y como me había pedido Sven. Inmediatamente, cambié mi cara de rottweiler
enfadado por una de sorpresa absoluta. Y es que allí, sentado en mi sofá,
estaba el desaparecido: John Lennon.
-Hola, Sophie.-me saludó. No se
me escapó que tenía la cara congestionada y que hablaba ligeramente enredado.
-Ho… hola.-tartamudeé yo,
flipando todavía en colores.-¿Pero qué haces aquí?
-He salido a dar una fuelta esta bañana y ahodra no sabía
adónde ir, así que me he freguntado:
¿bor gué no vas a ver a tu querida empleada Sophie?
-¡Joder! ¿Estás borracho?-casi
grité yo intentando asimilarlo todo.
-Sólo un boco, bero dranquila, gue yo condrolo.
-¡Sven! ¿Qué le has dado?
-¡Yo no le he dado nada!-se apresuró
a contestar mi amigo.-Ya ha venido así.
-Soh… Borgue puedo llamarte Soph, ¿no?-nos interrumpió John.-Tu amigo es
un tío de buta madre.
Como si de colegas de toda la
vida se trataran, John le dio una palmadita en el brazo a Sven mientras soltaba
una risita.
-Ehhh… John… Yo no es por ser
maleducada, pero… ¿cómo sabías dónde vivía?
-Un guefe sabe todo de sus empleados, Soph…-dijo esbozando una
sonrisilla que aún hacía más evidente la cogorza que llevaba encima.
-¿Y a qué se debe la visita?
Nada más pregunté aquello, borró
su sonrisa de la cara.
-No quiero folfer a casa.
-¿Eh?
John abrió su boca para
contestar. No obstante, la cerró inmediatamente a la vez que le entraba una
potente arcada.
-¡Eh, colega, ni de coña!-exclamó
Sven a su lado agarrándolo y levantándolo como un muñeco.-¡En el comedor no se
pota! ¡Reglas de la casa!
Me aparté justo a tiempo para que
Sven y John no me arrollaran en su carrera hacia el baño. Al cabo de unos
segundos, escuché a mi jefe vomitar. Afortunadamente, había llegado a tiempo.
Creo que aquella era la situación
más surrealista con la que había lidiado en toda mi vida.
*************************************
Era cerca de la medianoche y John
ya hacía mucho que había dejado de estar pedo. Después de haber vomitado hasta
las papillas de cuando era bebé, se había quedado dormido como un tronco en el
sofá mientras Sven y yo lo mirábamos alucinando y sin saber muy bien qué estaba
haciendo allí. Se despertó unas tres horas después y, aunque tenía cara de
muerto viviente, no había señales ya de borrachera. Fue entonces cuando, podría
decirse que un poco avergonzado por el espectáculo que sabía que nos había
ofrecido hacía un rato, empezó a hablar. Fue entonces cuando supimos, por fin,
por qué puñetas había acabado en nuestra mierda de apartamento borracho como
una cuba.
-Esta madrugada pasada he tenido
una bronca monumental con Yoko.-empezó a decir después de haberse disculpado
por lo de antes repetidas veces.-Tanto que he acabado largándome de casa esta
mañana. Sólo quería estar solo y pensar.
Me quedé unos instantes en
silencio. Pese a que me moría de curiosidad por saber qué había pasado, sabía
que no podía preguntárselo así como así. Pero al parecer, Sven no pensó lo
mismo.
-¿Qué ha pasado?-quiso saber con
descaro.
Le di un codazo, aunque él ni se
inmutó. O sea, acababa de conocer a John Lennon (a John Lennon ni más ni menos)
y ya estaba tomándose esas confianzas con él. Al parecer pensaba que por
haberle aguantado mientras vomitaba le daba derecho a saber ciertas cosas. Tal
vez incluso tuviera razón.
-Bueno… Es una larga
historia.-suspiró John. Sorprendentemente, no parecía molesto por la pregunta
de Sven. Más bien, parecía hasta agradecido por tener la oportunidad de soltar
todo eso que llevaba dentro.-Hace años, cuando nos conocimos, nos enganchamos a
la heroína como dos imbéciles. Nos metíamos caballo a todas horas y nos
pasábamos todo el puto día colocados… Creedme, fue una época de mierda.
No pude evitar lanzarle una
mirada suspicaz a Sven cuando lo escuché hablar de heroína: de aquello
precisamente quería hablarle y él ahora sacaba el tema. No me sorprendió ver
que mi amigo, casi a la vez, me miró de la misma manera que yo a él. Era
evidente que los estábamos pensando lo mismo.
-Pues bueno…-siguió John
ignorando nuestros gestos.-Lo dejamos. Lo dejamos los dos juntos y aquello creo
que aún fue más mierda que estar metiéndose caballo todo el día. Fue durísimo,
pero lo conseguimos. Nos prometimos que jamás volveríamos a meternos esa mierda
después de todo eso. Y ahora…
-Has sabido que Yoko tiene
heroína en casa.-terminé yo la frase por él.
-Sí. ¿Cómo lo has sabido?
-Tampoco hace falta ser muy largo
de miras para saber cuál sería el final de esta historia.-intervino Sven en un
fallido intento por disimular.
-No, no hace falta ser muy listo
para averiguarlo.-convine yo. No obstante, me quedé en silencio durante unos
segundos. Había estado esperando todo el día para eso y ahora se me presentaba
el momento ideal, en bandeja. Debía decirlo, pasara lo que pasara, así que,
después de agarrar aire, añadí:-Pero aparte de eso también lo he sabido porque
ayer yo vi una bolsita de heroína en tu casa.
John se me quedó mirando con la
boca abierta de manera literal.
-¿Tú lo sabías?
-Me enteré ayer. Quería decírtelo
pero ya no te vi más…-mentí. Tampoco era necesario que nos pasáramos con la
sinceridad y que se enterara que había tenido guardado eso en el bolsillo
durante toda la tarde mientras trabajaba delante de él, ¿no?-No es que me
quisiera inmiscuir con lo que os metéis o no, pero con Sean en casa… Nunca se
sabe lo que un niño puede encontrar.
Omití el detalle de que Sean había
tenido en la mano aquella mierda: ya veía a John bastante hecho polvo en
aquellos momentos y no era plan de hundirlo más en la miseria.
-Es verdad… Si Sean lo llega a…
Joder.
John escondió la cara entre sus
manos y permaneció inmóvil durante unos segundos hasta que empezó a dar
pequeños sollozos. Miré a Sven con cara de confusión. ¿Qué se suponía que debía
hacer ahora con mi jefe llorando delante de mí? ¿Comportarme como una colega?
¿Hacer como si nada raro pasara? Afortunadamente, el caradura de mi amigo me
salió al paso. La verdad es que me dejó aún más flipando de lo que estaba
cuando se levantó de la silla que estaba ocupando a mi lado con solemnidad y se
sentó al lado de John.
-No te preocupes, amigo.-le dijo
dándole unas palmaditas en la espalda. Cualquiera diría que lo conocía desde
que era un niño.-Los hombres también lloran.
Nada más escuchar aquello, John
levantó la cabeza y se lo quedó mirando alucinado con los ojos ligeramente
rojos. Al cabo de unos segundos esbozó una sonrisilla sin demasiadas ganas.
Suspiré aliviada. Sven y el tornillo que tenía suelto en la cabeza a veces eran
capaces de hacer olvidar sus penas a cualquiera.
-Por supuesto que lloran.-dijo al
fin con la media sonrisa aún dibujada en la cara.
-Claro.-confirmó Sven con
seriedad.-Así que no te cortes, tío. Llora, llora con ganas.
-Es que… Ahora se me han ido las
ganas de llorar.-contestó John con una expresión indescriptible que oscilaba
entre el llanto y la risa.
-No seas tímido. Sophie y yo somos
personas muy comprensivas…
-Eso ya lo sé.
-Pues llora, hombre, llora todo
lo que tengas que llorar. ¡Saca todo lo que llevas dentro!
-Sven…-intervine yo.-Si el hombre
ya no tiene ganas de llorar, no es necesario que lo obligues, ¿lo entiendes?
La cara de decepción que puso
Sven fue tal que John, en lugar de llorar, lanzó una pequeña carcajada. No
miento si digo que aquel sonido me supo a gloria después de la tensión que
había supuesto verlo llorar.
-Ey, chicos.-dijo John de pronto
cuando acabó de reír.-En serio, os agradezco mucho todo esto.
-No hay de qué.-respondí.
-Los amigos de verdad estamos
para eso.
-Sven, hace sólo cuatro horas que
conoces a John.
-Pero hemos congeniado muy bien,
¿a qué sí, Lennon?
-Oh, sí, por supuesto.-contestó
John haciendo un monumental esfuerzo por no ponerse a reír de nuevo allí mismo.-Hemos
congeniado mucho.
-¿Ves cómo somos colegas, Sophie
la Rancia?
No pude evitar poner los ojos en
blanco. A veces me daban ganas de asfixiar a mi amigo y ése era uno de esos
momentos.
-Ahora de verdad.-continuó
John.-Gracias por aguantarme y por… hacerme de confidentes.
-No sale de aquí, tranquilo. Los
amigos…
-Sí, sí, estáis para eso, ya lo
sé.-sonrió John.-Pero pese a que estéis para eso, no quiero abusar más de
vuestra confianza, así que creo que es hora de que me vaya marchando, no quiero
molestar más.
-¡No molestas!- exclamó Sven.-Si
quieres, puedes quedarte a pasar la noche aquí…
-Es cierto.-convine yo de acuerdo
con mi amigo.-Es casi la una de la madrugada… ¿adónde vas a ir ahora? Tenemos
sitio, no es el Dakota, pero bueno… Y mañana por la mañana si quieres ya te
vas.
-Los filósofos siempre habláis
tan bien…
-Sven, cierra tu bocaza.
-Bueno, no sé… No quiero molestar
y…
-Ya te ha dicho Sven que no
molestas y yo también… Pero bueno, haz lo que quieras.-sonreí.
John dudó durante unos segundos
hasta que al final, esbozó una media sonrisilla.
-De acuerdo, está bien.-dijo al
fin.-Te debo una, empleada.
-Tranquilo, jefe.-le devolví la sonrisa.-Si quieres puedes quedarte en la
habitación del fondo, hay una cama plegable que parece que no, pero es bastante
cómoda.
-Donde me digáis.
Nos pusimos en pie, como si de
repente todos hubiéramos entendido que era hora de irse a dormir después de un
día cargado de emociones, demasiado cargado quizá, y nos encaminamos hacia
afuera del comedor. Entonces, de repente, John fijó su vista en el suelo.
-Oye… Tenéis un papel o algo que
se os ha caído y está a punto de meterse debajo del aparador.
Antes incluso de que acabara de
decir esto, ya se estaba agachando para recoger aquello. Aún no era consciente
de hasta qué punto aquella inocente acción iba a cambiarnos la vida por
completo. John se levantó de nuevo e hizo ademán de tenderme aquello que había
agarrado del suelo. No obstante, en el último momento, lo miró fugazmente y
congeló su acción. Lo miré extrañada: de repente se había puesto lívido, blanco
como la cera. No pude evitar fijar mi vista en el papelito, intrigada. Entonces
yo también torcí el gesto cuando comprobé que no era ningún papel: era la foto
que días antes había traído mi madre y que yo hasta ese momento me había negado
a mirar. Era la foto de mi supuesto padre, una foto que creía que Sven había
escondido. Pero no, sólo había caído al suelo y John la acababa de encontrar.
-¿Qué es esto?-preguntó John extrañamente serio, con un hilillo de voz.
-No es nada.-mascullé yo
alargando la mano para quitarle la foto de la mano. Lo único que quería en
aquellos momentos era deshacerme de aquello cuanto antes.-Trae, por favor.
Sorprendentemente, John apartó su
mano impidiéndome hacerme con la foto. Le lancé una mirada confusa. No entendía
su actitud. No entendía por qué se había puesto así de repente.
-Insisto.-continuó en tono
glacial clavando sus ojos en los míos.-¿Qué es esto?
-Es una foto que le trajo su
madre hace un par de días.-aclaró Sven, quien también estaba mirando atónito a
John.
-¿Tu madre?-me preguntó John.
-Sí, mi madre.
-Es una historia un poco
estrambótica.-intervino Sven soltando una carcajada forzada, evidentemente con
la intención de rebajar la tensión.-Hace poco Sophie se enteró de que no era
hija del que pensaba que era su padre. Al parecer el hombre no… no funciona muy
bien en estos asuntos y…
-Sven….mascullé entre dientes
lanzándole una mirada asesina.
-…su madre se lió con un marinero
y de ahí nació Soph.-siguió ignorándome por completo.
-¡SVEN!
-Oh, tranquila, Soph… Has de
empezar a asimilarlo ya. El señor de la foto es tu padre y…
-¿TU PADRE?-gritó John de repente
mirándome con los ojos muy abiertos.
-Sí, mi padre.-contesté enfadada
con Sven por haber aireado mis secretos y con él por el grito que no sabía a
qué venía.-Y hasta ahora ni siquiera había querido mirar su cara, así que te
agradecería que me dieras esa foto porque tengo la intención de deshacerme de
ella ya mismo.
-Y una mierda.
La respuesta de John me dejó
petrificada. Aquello ya era el colmo. ¿Quién se había creído que era?
-Oye, John, no quiero ser
maleducada contigo, pero si no me das la foto, te aseguro que…
-Sophie.-me interrumpió serio
mostrándome la foto.-ÉSTE ES MI JODIDO
PADRE.
Mi mandíbula se descolgó nada más
escuché aquello. De hecho, tenía la sensación que del shock, hasta el corazón
me había dejado de latir.
-¿Q… q… qué?-tartamudeé cuando
pude articular palabra. Mi voz sonaba como un murmullo casi imperceptible.
-Que esto no tiene ni puta
gracia.-contestó enfadado.-Me largo de aquí.
Y sin más, salió del comedor hecho
una furia ante nuestras miradas atónitas. Oímos el portazo de la puerta del
apartamento unos segundos después, tan fuerte que retumbó por toda la casa.
-Soph…-dijo Sven al cabo de unos
segundos.-Si ése es tu padre y también es el padre de Lennon… ¿eso significa
que…?
Tragué saliva antes de contestar.
-Significa que soy hermana de mi
jefe.-susurré sin dar crédito a mis propias palabras.-Oh, mierda.
O.O Vale la pena esperar!!! Tus capitulos son geniales!! ¡¡¡Nooo, John y Sophie hermanos... me mueeeero!!
ResponderEliminarQue John lo acepte, en vez de darle un abrazo o preguntar por su madre o algo del pasado decide irse dando un portazo, osea ¡¡alegrate jefe!!
Noooo Te Juro que no lo puedo creer madre me dejaste sin habla , John y Sophie Hermanos dios mio eso es genial , y mori como sucedio todo , Me Saco el sombrero y te aplaudo sos una genia escribiendo , Sophie tienes a Johnny de hermano es genial como Johnny dejando a la escoba , por cierto te extrañe y tengo muchas cosas para contarte :) te mando un abrazo y besote enorme de oso :) ♥♥♥♥♥♥♥♥
ResponderEliminarQUE QUÉ!??
ResponderEliminarOH POR DIOS Y YO PENSANDO QUE IBA A HABER UNA RELACION AMOROSA ENTRE SOPH Y JOHN Y FIJANTE QUE AHORA ME VIENES CON QUE SON HERMANOS!
En serio me dejaste petrificada, me dejaste hiper mega wow, si, entiendo a John, pero supongo que Soph y John tienen algo más en común no? digo, John también odia a su padre... y .. ah sabes que me dejaste como en shock? no se que decir... solo te diré que eres una GENIA en la escritura, eres lo más y espero con ansias el próximo :3
Bye
OMFG tal como dice el título...
ResponderEliminarEsto no puede estar pasando, ¡la verdad es que sí! por lo menos a mi me dejaste más que sorprendida, me comieron la lengua los ratones, y todo lo demás, WOW... empezando por la parte en que John aparece en el departamento borracho, ya que en ese momento ya estaba chillando de emoción, luego cuando se pone a botar sus sobras por el baño de los chicos XD hasta la foto... ¡LA FOTO! ¿HERMANOS? dios, Lennon mio, esto es mucho para mi jajaajajajaj demasiada intriga por saber que ocurre, ¡más encima se va enojado muy el lindo! pero bueno, de todas maneras, se entiende jajajajaa
AMÉ EL CAPÍTULO♥ espero no nos dejes esperando mucho tiempo por mas :( porque enserio, estoy IMPACTADA jajajaja ¡buenisimo!
¡besos cuídate mucho! ♥
Pero…pero…pero ehto qué coño eh????
ResponderEliminarCRISTINAAAAAA OTRA VEZ LO HICISTE! Decime qué suplemento vitamínico te tomás para tener tanta genialidad encima y escribir así!!! Naaa te pasaste, te superaste una vez más, im-pre-sio-nan-te capitulo, un lujo! (Bueno, ya te pusiste colorada? Porque tengo para seguir toda la tarde jeje)
Como ves, al fin llego, estuve bastante ocupada y eso para mí es mortal porque cuando te leo, y más con estos capi-bomba, me gusta comentar al toque, lo cual no sé si es lo mejor porque los comentarios me salen peor porque son puros AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH Bueno, ahora también lo es y eso que pasaron dos o tres días, pero ya sabés que soy así, exagerada. Aunque no exageré con los halagos, en eso nunca, al contrario, me quedo corta porque fue…GENIALIDAD TOTAL. A ver, yo ya tenía más o menos la idea (jeje) (jeje) (jejejejejejeje) pero no sabía que iba a ser en ESTE capitulo y ASÍ. Pensé que sería en el próximo o por ahí, y no sé, que iba a aparecer la madre y le diría a Sophie, lo cual le cagaría aún más la vida porque tendría que decirle ella misma a John y…La verdad, mejor que se hayan enterado así, los dos a la vez. Y John, vamos hombre, que la piba no tiene la culpa, tampoco te vayas así, es tu sister, y no te extrañes taaaanto, que vos sabés bien cómo era tu padre, así que no tiene que ser raro que te aparezcan hermanos por ahí. (En este momento, Gallo escucha el timbre, abre, y es un pibito que le dice que es su hermano. Gallo se suicida.)
(Gallo regresa de la muerte para seguir comentando).
Como decía, no se extrañen XDDD
Pero bien, me descontrolé y no empecé por el principio. Rosaura, buena mujer, por favor, deje de pensar cosas raras, ¿no ve que está pensando en un incesto? Ah, que aún no sabe la verdad verdadera, bueno, cuando lo sepa se va a arrepentir de pensar algo raro entre Sophie y THE BOSS.
ResponderEliminarLa re mala suerte tiene esta chica, porque encima que le pasan todas, de encontrar al nene (a partir de ahora, llamado “El sobrino”) con la heroína en la mano, de no poder dormir por la certeza de que perderá el trabajo, de no saber cómo hablar del tema, viene Rosaura y piensa cualquier cosa de ella. Ese lugar es un lugar insalubre para trabajar, por lo tanto, deben pagar el doble.
Y es claro que con Yoko no hablará (a partir de ahora, llamada “La cuñada”. Auch, encima de tener cuñada, que ya es un dolor de ovarios, que tu cuñada sea Yoko…algo de suicidio ya dije, ¿no? Porque la propuesta sigue en pie).
Debo decir que, aparte de atragantarme con el café, me reí muuuuuchisimo con John ahí borracho. Primero, Sophie re harta de todo, encima toda mojada hasta las bragas (pensé mal, lo siento, es más fuerte que yo jajaja), con golpes por la caída en el subte, abre la puerta y escucha que hay visitas. NO a las visitas inoportunas. Pero claro, ¿quién era? ¡Su hermano! Ah, no que aún no es el hermano…Bueno, ¡el jefe! Y peor ¡el jefe borracho! Convengamos que es un WTF? gigante. Y qué borrachera, podríamos agregar. Porque el tipo como que ni sabe ya dónde está, salvo que está con su amigo del alma, el Sven, que cada día me cae mejor el hijo de puta. Es algo tan surrealista que ni Dalí se lo hubiera imaginado con muchos porros, vino, y esnifando óleos y acuarelas encima. Por cierto, ¿cómo lo imaginaste vos? No quiero saberlo jajaja.
Bueno, todo muy lindo, tu jefe borracho en tu casa, haciendo buenas migas con tu “alquilador” hasta podría decirse que es la situación ideal para dejar de lado el capitalismo y ponerte en pedo vos también con el jefe, que total, aguante el amor entre los proletariados y la patronal. Pero no, John tiene que vomitar y ya te caga todo el clima de jarana, y después, como todo borracho, se pone sentimental. Y encima Sven lo ayuda, metiéndose y preguntando. Lo bueno de todo esto es que…John se lleva mal con Yoko jujuju. Ah no, lo bueno era que ya se enteró que el nene puede encontrar eso y que está en peligro, así que Sophie se sacó un peso de encima. Y se ganó mil kilos de peso más, con la PUUUUUUTA foto en el suelo. ¿Nadie pudo guardarla? ¿Por qué tanta inutilidad? Y bueno, ahora lo saben, son hermanitos, y eso, viendo como son los dos, no sé si es bueno o malo jajajjaa.
Los hermanos sean unidos,
Porque esa es la ley primera
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea
Porque si entre ellos pelean
Los devoran los de afuera.
Ahí te dejo un cacho de literatura argentina que repito cada vez que alguien dice algo sobre hermanos jajaja.
Y bueno, me voy despidiendo, diciéndote que esta vez estoy más que desesperada por el próximo capitulo, dale, no te hagas la loca y escribí rápido.
P/D1: Hola!
P/D2: Retrasada mental la primera post-data jajjaa
P/D3: En serio, te pasaste por mucho. Alto impacto para todos fue esto.
P/D4: Maharishi anda herido otra vez, sus detractores no lo dejan en paz, se le hace imposible la prédica XD
P/D5: Como líder de mi banda…mi banda…bueno, ya le buscaré nombre, te nombro co-líder, que no sé si eso existe pero me da igual.
P/D6: Cloquell la preparada.
¡Lo sabía, lo sabía! En este momento estoy dando brinquitos de alegría, desde que comenzó el asuntillo del padre desconocido supe que eran hermanos, estoy que no quepo de la emoción(Lo se, es exagerado tanta emoción, pero tus capítulos provocan eso en mí), ahora solo falta ver como lo tomará John, que por lo visto se encuentra más que enfadado y con la idea de que todo ello es para aprovecharse de su fama.
ResponderEliminarPor mi parte esperaré el próximo capítulo con ansias.
Saludos desde aquí.
Alejandrina