-Bri, ¿te encuentras bien?
Pese a que la pregunta de Rachel
me había pillado por sorpresa, levanté la cabeza y le dediqué una sonrisa
tranquilizadora.
-Sí, tranquila…-dije.-No es nada.
-¿Se ha movido?
-No, qué va.-sonreí acariciándome
la barriga.-Hace semanas que no lo hace, ya no tiene espacio. Ha sido sólo un
pequeño dolor.
-¿Qué? ¿Dolores?-casi exclamó
ella.-¡Bri! No me digas que…
-Tranquila, no estoy de
parto.-reí.-El ginecólogo dice que es completamente normal durante el último
mes de embarazo.
-Pero tú ya no estás en el último
mes, Bri. Tú ya has cumplido, así que...-dijo Anna apareciendo de repente a
nuestro lado. Traía dos humeantes tazas de té, una de las cuales puso sobre mi
mano sin ni siquiera preguntármelo.
-¿Y esto?
-Bébetelo. Te vendrá bien.
-¿Y si no lo hago?
-Briseida.
-Vale.-reí al ver la expresión
severa que me acababa de dedicar.-Me lo beberé.
Di un sorbo a mi taza: aquello
estaba realmente bueno. Anna tenía razón cuando me había dicho que me haría
bien.
-Así que acabas de tener un dolor…-masculló
ella.-Mira que como te pongas de parto de verdad…
-Tranquilas, que no es nada…
Parece que la paranoia de John con los dolores se os ha contagiado, ¿eh?-les
dije en tono de broma.-Llevo así desde hace dos semanas y no pasa nada.
-Pero alguna vez tendrá que
pasar.-dijo Anna dedicándome una mirada divertida.-No querrás tener al bebé ahí
dentro toda la vida, ¿no?
-¡Pero hay que ver qué bestia
eres!-reí.-¿Os imagináis que justo fuera a nacer hoy?
-Sería mortal.-rió Rachel.-Con la
cantidad de días que hay y tendría que ir a nacer el día justo en el que los
chicos deciden montar lo que han montado.
-La verdad es que sería hasta
gracioso.-añadió Lisa con su timidez habitual.-Precisamente el día en el que
ellos deciden hacer un concierto después de tanto tiempo sin hacer ni uno…
-Si a eso de subirse al tejado y
empezar a tocar se le puede llamar concierto, vamos.-añadió Anna con ironía.-Si
es que los chicos estos tienen unas ideas que déjalas ir…
-A ver qué tienes que decir tú de
nuestras ideas, Anna.
Las cuatro nos giramos en
dirección a la puerta. George acababa de aparecer por allí luciendo una gran
sonrisa a la vez que nos miraba divertido.
-Pues digo lo que me da la gana,
Hari, que para algo os tengo confianza.-le contestó ella resuelta haciendo que
las otras tres empezásemos a reír con
aquel comentario.-¿Cómo lleváis los preparativos?
-Bien.-dijo él.-Hemos conseguido
organizarlo más o menos todo sin que hayamos acabado cortándonos la cabeza unos
a otros.
Solté un suspiro entre molesta y
preocupada cuando escuché aquello. Sabía perfectamente a lo que se estaba
refiriendo George y no me hacía ni pizca de gracia. La tensión entre los
chicos, sobre todo entre John y Paul, era más que evidente desde hacía un tiempo.
No se entendían, o no querían entenderse, en ningún aspecto y aquello,
obviamente, acababa repercutiendo en nuestra vida privada. No, no era que John
estuviera mal conmigo, simplemente era que estaba mucho más nervioso de lo
habitual, pensando siempre en lo mismo y mucho más afectado por el cambio en su
relación con Paul de lo que él mismo quería reconocer. Necesitaban un descanso,
alejarse por un tiempo el uno del otro para volver después a retomar la
relación, o iban a acabar francamente mal. No hacía falta ser muy lumbreras
para ver eso con claridad meridiana. Y después, cómo no, también estaban George
y Ringo que parecían ya más que hartos de estar perpetuamente bajo la inmensa
sombra que proyectaba la firma Lennon/McCartney. La culpa de todo, así pues, no
la había tenido Yoko Ono como muchos en aquel futuro del que yo venía creían.
En realidad, ni había culpables ni había inocentes en todo aquello: estaban
quemados después de pasar tantísimo tiempo juntos, se les notaba, y en aquellos
momentos estaban más pendientes de sus vidas personales y de desarrollar por
libre sus estilos que del grupo en sí.
-¿Te encuentras bien, Bri?-me
preguntó el chico cuando vio mi expresión de preocupación.
-¿Por qué todos me preguntáis lo
mismo?-sonreí.-Estoy perfectamente, tranquilo.
-No sabes el alivio que me das.
Por un momento había creído que…
-Me iba a poner de parto aquí
mismo, sí.-acabé yo la frase con él con ironía.-Como todos. ¿Qué manía os ha
entrado con eso ahora?
-Te vuelvo a recordar que ese
bebé ha de salir en un momento u otro, Bri.-recalcó Anna de nuevo.
-Pero no hoy.-contesté negando
divertida con la cabeza y poniéndome en pie.-Por cierto, ¿dónde está John?
-En el estudio peleándose con las
cuerdas de la guitarra antes del gran evento.-respondió George.
-Iré a hacerle la visita.-sonreí.
-¿Te acompañamos, Bri?
Me volví hacia Rachel y solté una
risita entre dientes, divertida.
-¿Por qué? ¿Por si me pongo de
parto en los pasillos de Apple?
Todos los que estaban allí,
incluida la propia Rachel, rieron con el comentario. Salí de allí después de
eso, cediéndole la silla que hasta pocos minutos antes había estado ocupando al
lado de Lisa a George y me dirigí al estudio, que estaba casi al lado.
La puerta estaba entreabierta y
el murmullo de una conversación a media voz llegaba hasta mí. Abrí, sin más, y
me quedé mirando adentro durante unos segundos, sonriente: Ringo, Paul y John,
quien efectivamente estaba tensando las cuerdas de la guitarra de lo más
concentrado, estaban allí dentro,
tranquilos. Por un momento incluso me pareció que las cosas entre ellos
jamás habían dejado de ir bien.
-Hola, chicos.
Los tres se volvieron hacia mí.
Paul y Ringo me dedicaron una sonrisa y me devolvieron el saludo. John, por su
parte, dejó la guitarra a un lado y vino hacia mí, sonriente.
-Ey, preciosa…-me saludó antes de
darme un beso en los labios y de pasarme la mano por la barriga.-¿Qué tal
estás?
-Bien.-le contesté.-Aburrida
mientras espero a que unos tipos hagan un concierto en el tejado.
John soltó una risita entre
dientes.
-No creo que te esperes mucho
más.-dijo.-Vamos a subir en nada.
-Nos han dicho que ya lo han
montado todo.-intervino Ringo.
-Y también nos han dicho que hace
un frío que pela.-añadió John mirándome de nuevo.-¿Estás segura que quieres
subir?
-¿Y perdérmelo? Ni de coña.
-Ni siquiera te voy a insistir en
lo contrario, cabezota.-rió él rodeándome con su brazo. Después, acercando su
boca a mi oreja, susurró:-Y no voy a negar que me hace ilusión que nos veas.
Espero que todo salga bien.
Por toda respuesta, me volví
hacia él y le di un beso en la mejilla, cariñosa. Aquella era mi particular
manera de decirle que, por supuesto, todo iba a salir a pedir de boca. Aquel
día, sin lugar a dudas iba a ser un día muy especial.
**********************************
Aquella vez, mientras sonaban los
últimos compases de Dig a Pony allí
en la azotea, ni siquiera fui capaz de disimular una mueca de dolor intenso.
Hacía frío y viento, muchísimo, y los chicos tocaban ante el asombro de decenas
de vecinos y transeúntes que pasaban por la calle a los que no podíamos ver
desde donde estábamos. No todos los días se asistía por sorpresa a un concierto
de The Beatles, aunque al parecer algunos no estaban demasiado contentos con
aquello y habían llamado a la policía, que acababa de aparecer por la
puertecilla que daba acceso a la azotea para la consiguiente sorpresa y, por
qué no, diversión, de todos. No obstante, y pese a todo el espectáculo que se
estaba montando a mi alrededor, yo no podía prestar la más mínima atención a
nada que no fueran mis contracciones cada poco tiempo, dolorosas como hasta
nunca antes las había tenido. La primera de todas se había producido poco antes
de subir a la azotea con los chicos. Afortunadamente, aquella primera e intensa
contracción me había pillado en el baño, así que nadie pudo ver mi gesto de
dolor cuando se produjo. Pude salir al cabo de unos minutos, aún sintiendo cierta
molestia, pero ya recompuesta e intentando convencerme a mí misma de que sólo
había sido una contracción aislada y sin importancia. Pero no, me equivoqué.
Después de subir arriba y de sentarnos, otra intensa contracción me sobrevino.
Y no fue la última. No sabía cada cuántos minutos se me sucedía una nueva, pero
sabía que era cada muy poco tiempo; demasiado poco tiempo. Y es que, a cada
poco más de una canción, el dolor se apoderaba de mí, cada vez con más
intensidad, como aquella última que acababa de tener con la que no pude evitar
lanzar un fuerte suspiro a la vez que me agarraba la barriga, dolorida y muerta
de miedo a la vez.
-¡Bri!
Anna, a mi lado, me puso la mano
en el brazo. Yo no fui capaz de responder, ni siquiera de volver la cabeza y
mirarla: simplemente me quedé mortalmente seria con la mirada fija al frente
mientras los chicos empezaban con Get
Back.
-Por lo que más quieras,
Briseida.-insistió.-No me jodas… ¿Qué te pasa?
-Sí te jodo.-respondí yo al cabo
de unos segundos cuando el dolor hubo remitido levemente.-Tengo contracciones.
-¿Que tienes… qué?-gritó ella
haciendo que Lisa y Rachel, que también estaban a nuestro lado se giraran de
repente. Afortunadamente los chicos no se enteraron absolutamente de nada:
estaban demasiado concentrados con su canción y con la policía.-Oh, mierda…
¿desde cuándo?
-¿Qué le
pasa?-quiso saber Rachel inclinándose hacia nosotras.
-Bri tiene
contracciones.-aclaró Anna por mí haciendo que tanto Rachel como Lisa se me
quedaran mirando casi con la boca abierta.-Bri, insisto, ¿desde cuándo las
tienes?
-Desde poco
antes de subir aquí. Y son bastante regulares y cada poco tiempo…
-¡Ja! ¡La que
decía que no se iba a poner de parto en los pasillos de Apple!
-Y no he
mentido…-me las ingenié para sonreír.-No lo he hecho en los pasillos, lo he
hecho en el tejado.
-Y encima
graciosilla…-masculló Anna entre dientes.
-Deberíamos
parar esto.-sugirió Lisa mirando de reojo hacia los chicos.-Avisar a John y…
-No.-le corté
yo.-Esperad. Con la poli ahí van a acabar pronto, así que…
-Pero Bri…
-Anna, esperad
al menos a que acabe la canción, ¿vale?-le dije lanzándole una mirada
suplicante-Por favor…
Ninguna de las
chicas osó a contestarme nada. Simplemente me lanzaron una mirada significativa
cargada de nerviosismo antes de volver de nuevo la vista hacia los chicos. No
obstante, Anna no me quitó para nada su mano del brazo. Aún dolorida por la
intensidad de la última contracción, intenté fijar mi atención sin demasiado
éxito en ellos, quienes acabaron con la canción a los pocos segundos.
Efectivamente, tal y como había previsto, dejaron de tocar en el acto, dando
así por concluido aquel extraño concierto. Haciendo un monumental esfuerzo, me
las arreglé para dedicarle una sonrisa a John cuando se volvió hacia nosotras
mientras aplaudía. Lo miré mientras se descolgaba la guitarra y la dejaba sobre
el suelo durante unos instantes que se me hicieron eternos. Después, sonriente
y pletórico, se acercó hacia nosotras junto con George.
-Al parecer no
nos van a detener al final…Una lástima.-dijo divertido mientras caminaba hacia
nosotras.-¿Qué os ha parecido, chicas?
-Genial.-contestamos
las cuatro casi al unísono.
John se acercó
hacia mí y se agachó para darme un suave beso en los labios.
-¿Qué tal,
preciosa?-preguntó.
Yo le dediqué
una mirada entre asustada y nerviosa.
-¿Bri?-preguntó
John preocupado.-¿Qué…?
-John,
cariño…-le interrumpí yo antes de que él ni siquiera pudiera acabar de formular
la pregunta.-Creo que deberíamos irnos al hospital.
-¡¿Cómo?!-exclamó
él haciendo que todos los que estaban allí se volvieran para mirarnos,
incluidos los agentes de policía.-Bri… ¿Me… me estás diciendo que…?
-Eso me
temo.-contesté.-Creo que estoy de parto.
**********************************************
Jueves, 9 de abril de 1987
Londres
-Veinte
minutos.
La voz de Greg
me sonó lejana, como si estuviera a muchísimos metros de distancia. Estaba allí
tumbada aún en el sofá, más inconsciente que consciente a causa del inmenso
dolor que sentía. Hacía ya un buen rato que habían dejado de ser ataques
separados entre sí para pasar a ser un dolor continuo, insoportable, como si un
experto torturador fuera pinchando con un punzón afilado todos y cada uno de mis
órganos vitales, poco a poco y con la destreza y la crueldad suficientes para
evitar que perdiera el conocimiento por completo y alargar deliberadamente mi
agonía. De este modo, aún era consciente más o menos de lo que pasaba a mi
alrededor. John seguía a mi lado, sin dejar de acariciar mi cabello o de
secarme el sudor que empañaba mi cara. Greg también estaba allí, controlándolo
todo, sobre todo el tiempo. Veinte minutos, había dicho. Y no hacía falta ser
especialmente inteligente ni estar plenamente consciente como para saber que se
estaba refiriendo al tiempo que me quedaba de vida. Y, pese a la dureza de la
afirmación, yo ni siquiera pude abrir los ojos ni tratar de esbozar ningún
gesto. Estaba demasiado débil para eso.
De repente, el
ruido de la puerta al abrirse rompió el silencio sepulcral que se había hecho
en la estancia.
-¡Que
no!-exclamó Matt de repente.-¡Voy a entrar! ¡No puedo..!
-Matthew,
escucha, no creo que…
-No, tía
Anna.-intervino Julie.-Matt tiene razón. Yo también quiero entrar y…
-Yo también
quiero estar con ella.-susurró Alex.-Por favor.
-Pero chicos,
no…-empezó a decir Ringo.
Pude percibir
como John dejaba de acariciarme el pelo durante unos instantes y también como
se ponía en pie. Yo, sin embargo, pese a que me hubiera encantado poder decir
algo ante aquella situación, no pude ni siquiera moverme.
-Anna,
Rich.-dijo John de repente con voz entrecortada.-No pasa nada. Si quieren…
dejadlos.
No hubo
respuesta alguna, sólo el ruido de unos pasos acelerados y nerviosos que se
acercaban hasta mí. Pocos segundos después, noté el contacto cálido de una mano
sobre la mía.
-Mamá…-empezó
a susurrar Matt. Por su tono de voz supe enseguida que estaba llorando.-¿Me
oyes?
Sacando las
pocas fuerzas que aún me quedaban, apreté levemente mi mano sobre la suya a
modo de respuesta, incapaz de hacer nada más.
-Ha… ha movido
la mano.
-Entonces sí
que nos oye.-dijo Julie muy cerca de mí. Su voz también estaba rota, como la de
su hermano pequeño.-Mamá… Sé fuerte, ¿vale?
Fuerte. En
aquellos momentos aquella palabra tenía un significado tan difícil para mí… De
nuevo, el contacto de una mano, esta vez sobre mi cara, volvió a pillarme por
sorpresa. Supe casi en el acto que era Alex: la mano era demasiado grande para
ser la de Julie o la de Matt y era más suave que la de John, que tenía aquellos
característicos callos en los dedos de tocar la guitarra.
-Te
queremos…-susurró el chico al cabo de unos segundos.-Y siempre lo haremos.
Nada más oír a
su hermano, Matt dejó caer su cabeza sobre mi pecho y empezó a llorar como el
niño que en realidad era. Pese a que no pude abrir los ojos ni hacer nada más
aparte de escuchar lo que pasaba a mi alrededor, supe inmediatamente que él no
era el único que estaba llorando. En realidad, hasta yo estaba llorando por
dentro.
**************************************
Miré a Alex de
nuevo por enésima vez esbozando una sonrisa cargada de amor. Jamás había
sentido nada igual, jamás había creído que tener a esa criaturita en mis brazos
iba a inundarme de tantísima felicidad. Con cuidado, pasé la mano por la carita
del bebé, quien se removió levemente, aunque sin llegar a despertarse del todo.
-Es la cosita
más bonita que jamás he visto…
Me volví hacia
John y le dediqué una sonrisa tierna: yo también pensaba lo mismo.
-Aunque la
madre también es la más bonita del mundo.-añadió devolviéndome la sonrisa y
pasándome la mano por la cara, con cariño.
-El padre a
veces es un poco cabezota, pero bueno, también es un encanto.-bromeé yo haciendo
que él soltara una risita entre dientes.
En aquel
momento, Alex se removió inquieto de nuevo entre mis brazos y abrió sus ojitos
de repente, despertándose ya definitivamente. No obstante no se puso a llorar,
simplemente se quedó mirándonos a su padre y a mí, tal vez hasta curioso.
-Ey,
campeón…-susurró John mirándolo.-¿Quieres venir con papá?
-Sostenle la
cabecita con cuidado… Así.
John agarró al
niño en brazos antes de acercar su cabeza a su boca y darle un beso cargado de
ternura. Los miré a los dos sintiendo como una oleada de ternura me embargaba.
A decir verdad, a John no le quedaba nada mal el papel de padre. Sólo había que
ver cómo miraba al niño y lo contento que parecía con todo aquello para
comprender en el acto que la decisión de haber tenido a nuestro hijo había sido
un acierto total.
-¿Sabes,
Bri?-dijo él de repente levantando la mirada y clavándola en mis ojos.
-¿Qué, John?
-Pues
que…-empezó a decir sonriente.-Hemos dado un paso muy importante con Alex, tal
vez el más importante que haya dado en toda mi vida…
-Creo que
puedo decir lo mismo.-sonreí mientras él se sentaba en el borde de mi cama con
el bebé en brazos.
John me miró a
los ojos y sonrió.
-¿Y no crees
que si hemos sido capaces de hacer esto no deberíamos atrevernos con algo más?
Le dediqué una
mirada extrañada. No sabía a qué se refería para nada. Ni siquiera su
sonrisilla me dejaba adivinar cuáles eran sus intenciones.
-John… Si ese
algo más a lo que te estás refiriendo es a tener otro…-me permití bromear con
una sonrisilla.-Olvídalo. Al menos, de momento.
-¡Ey, no!-rió
él.-No me refería a eso… por ahora. Creo que primero nos deberemos de aclarar
con Alex…
-¿Y entonces?
Otra vez, John
me dedicó una sonrisa, aquella vez más tierna que todas las anteriores.
-Bri, casémonos.
Había dicho
aquello tan de repente que me quedé mirándolo, pasmada, sin ni siquiera
reaccionar. Él simplemente se acercó y, con cuidado puesto que aún tenía a Alex
en brazos, me plantó un beso suave y dulce en los labios.
-John…-murmuré.
-Si quieres
podemos esperar a que Alex sea un poco más mayorcito.-sonrió él.-Pero… Bri, te
quiero y quiero casarme contigo. ¿Tú qué dices?
Le dediqué una
mirada cargada de amor a la vez que pasaba la mano por su cara, sonriente.
-Claro que sí,
Johnny.-contesté.-Por supuesto que quiero casarme contigo.
Capi 17! Un capi que a mí personalmente me resultó bastante entretenido escribirlo, así que espero que a vosotras también os haya gustado :D
Bien, a partir de ahora, los acontecimientos se van a acelerar, por así decirlo. Ya vereis el rumbo que toman las cosas... muejejeje.
Y bueno, como siempre, gracias por estar ahí!
Saludos y hasta el próximo!
Morí de risa con este capítulo.
ResponderEliminarPobre Bri, de parto en Apple XD me mató.
Este capítulo si fui fuerte y no lloré (mucho)
Ya se va todo mas rápido. No quiero que se termine!
Es my feo cuando se acaban los fics lo mismo me paso con los más lejos a tu lado (bonito final :33) Y extraño leerlo. :(
Ennnn fin, me gusto mucho como siempre. Sube pronto Criss. Saludos y un beso.
^^/
Hello, I’m Barack Obama, I have a big big ears and I have a horse in my car. Congratulations Miss Cloquell, your fic is amazing!
ResponderEliminarBueno chau negro, dejame hablar a mí. Sí, andá a barrer el patio.
Holaaaaa Cris! Es una alegría hablar con vos, mas que nada porque aparte de acá, te estoy hablando por wazaaaap! Jajajaj. Ah, también es una alegría despertarme y que suene el silbidito del wazaaaaap y tu mensaje diciéndome que subiste. Eso es un buen despertar y un buen augurio para el día!
Voy a comenzar a comentar como se debe este maravilloso capitulo, me encantó, fue muy hermoso y tierno! Ya sé que digo siempre lo mismo, pero es que es así, me quedo sin adjetivos. Eso pasa porque escribís re bien, enmudecés a la gente con tu talento. Faaaaa
A ver, yo no sabía que ya ahora iba a nacer el bepi (el beeepii!!!) pero tendía que haberlo deducido porque cuando desperté y vi tus mensajitos acababa de soñar con UN MONTÓN DE BEBÉS. Esos sueños me dan miedo y ternurita a la vez, porque eran muy mononos jajaja.
Pero voy a organizarme bien, porque si no esto es un caos como mis cajones. Genial, genial detalle que JUSTO nazca el día del concierto por el que hubiera matado a muchos y me hubiera tirado en paracaídas para caer justito ahí, en la azotea! Está bien, todo se estaba yendo al carajo, pero…ahhhhh concierto! Belleza!
Está bien, la criatura será un poco inoportuna por nacer ese día, pero hay que verle el lado bueno se esperó a que terminaran, y bien que no se los llevó la poli, porque nacer y que tu padre esté preso por hacer bochinche arriba del techo…
Fue una excelente decisión elegir tenerlo, porque a pesar de que no tengan idea de nada (compren la revista “Ser Padres Hoy”) les ha cambiado la vida, para bien, claro. Y ahora John propone casamiento, si es que es un terrón de azúcar este pibe! Cuánto amor! Además me copa mucho el nombre que eligieron para el nene. Ayy…tengo un sobri, un Alexander! :3 Prometo malcriarlo y enseñarle a contestar barbaridades jejeje
Y bueno…siempre tengo que caer en la parte dura de todo esto. Veinte minutos. Ay que horror saber que te quedan veinte minutos en los cuales no podés hacer nada mas que escuchar. Eso me parece horrible también, dicen que lo último en “apagarse” son los oídos, por lo tanto podés escuchar todo pero no podés contestar. Una tortura.
ResponderEliminarEspero que esto no termine como estoy pensando.
Lo que no espero que termine es tu fic! Nooooooo por favooooooorrr!!!! Déjame iorar Cristina de las Mercedes!
Y ahora ya me voy, dejo de decir estupideces, por lo menos no fue un comentario-desastre como el anterior, desde el teléfono jjajaja
Chauuuuuu!
P/D1: Hello, I’m Barack Ob…SALÍ DE ACÁ! ANDÁ A BAILAR!
P/D2: NO-TA-LO-KOS! http://www.youtube.com/watch?v=RhEq01kpaFw
P/3: Gracias por el regalo que me vas a hacer jajaja
P/D4: Maharishi está durmiendo después de una noche que le dejó de recuerdo una marca en su naricita. Así que no hay bendiciones ni nada.
P/D5: No puedo aceptar que falten tres capítulos para que se termine…Es que te voy a extrañar!
P/D6: Bueno, ya me voy, basta de gilada. No sé si decirte que te apures para subir o no jaja.
BESOTES!
¡Que tierno este capítulo! Alex nació y John le ha propuesto matrimonio a Bri, ¡TIERNÍSIMO! jaja. Sólo la parte en que Bri esta... Muriendo, me entristece. :(
ResponderEliminarSube pronto. Cuídate. Y saludos. ❤️