lunes, 18 de noviembre de 2013

VUELO 937 Capítulo 17



-Bri, ¿te encuentras bien?

Pese a que la pregunta de Rachel me había pillado por sorpresa, levanté la cabeza y le dediqué una sonrisa tranquilizadora.

-Sí, tranquila…-dije.-No es nada.

-¿Se ha movido?

-No, qué va.-sonreí acariciándome la barriga.-Hace semanas que no lo hace, ya no tiene espacio. Ha sido sólo un pequeño dolor.

-¿Qué? ¿Dolores?-casi exclamó ella.-¡Bri! No me digas que…

-Tranquila, no estoy de parto.-reí.-El ginecólogo dice que es completamente normal durante el último mes de embarazo.

-Pero tú ya no estás en el último mes, Bri. Tú ya has cumplido, así que...-dijo Anna apareciendo de repente a nuestro lado. Traía dos humeantes tazas de té, una de las cuales puso sobre mi mano sin ni siquiera preguntármelo.

-¿Y esto?

-Bébetelo. Te vendrá bien.

-¿Y si no lo hago?

-Briseida.

-Vale.-reí al ver la expresión severa que me acababa de dedicar.-Me lo beberé.

Di un sorbo a mi taza: aquello estaba realmente bueno. Anna tenía razón cuando me había dicho que me haría bien.

-Así que acabas de tener un dolor…-masculló ella.-Mira que como te pongas de parto de verdad…

-Tranquilas, que no es nada… Parece que la paranoia de John con los dolores se os ha contagiado, ¿eh?-les dije en tono de broma.-Llevo así desde hace dos semanas y no pasa nada.

-Pero alguna vez tendrá que pasar.-dijo Anna dedicándome una mirada divertida.-No querrás tener al bebé ahí dentro toda la vida, ¿no?

-¡Pero hay que ver qué bestia eres!-reí.-¿Os imagináis que justo fuera a nacer hoy?

-Sería mortal.-rió Rachel.-Con la cantidad de días que hay y tendría que ir a nacer el día justo en el que los chicos deciden montar lo que han montado.

-La verdad es que sería hasta gracioso.-añadió Lisa con su timidez habitual.-Precisamente el día en el que ellos deciden hacer un concierto después de tanto tiempo sin hacer ni uno…

-Si a eso de subirse al tejado y empezar a tocar se le puede llamar concierto, vamos.-añadió Anna con ironía.-Si es que los chicos estos tienen unas ideas que déjalas ir…

-A ver qué tienes que decir tú de nuestras ideas, Anna.

Las cuatro nos giramos en dirección a la puerta. George acababa de aparecer por allí luciendo una gran sonrisa a la vez que nos miraba divertido.

-Pues digo lo que me da la gana, Hari, que para algo os tengo confianza.-le contestó ella resuelta haciendo que las otras tres empezásemos a reír con  aquel comentario.-¿Cómo lleváis los preparativos?

-Bien.-dijo él.-Hemos conseguido organizarlo más o menos todo sin que hayamos acabado cortándonos la cabeza unos a otros.

Solté un suspiro entre molesta y preocupada cuando escuché aquello. Sabía perfectamente a lo que se estaba refiriendo George y no me hacía ni pizca de gracia. La tensión entre los chicos, sobre todo entre John y Paul, era más que evidente desde hacía un tiempo. No se entendían, o no querían entenderse, en ningún aspecto y aquello, obviamente, acababa repercutiendo en nuestra vida privada. No, no era que John estuviera mal conmigo, simplemente era que estaba mucho más nervioso de lo habitual, pensando siempre en lo mismo y mucho más afectado por el cambio en su relación con Paul de lo que él mismo quería reconocer. Necesitaban un descanso, alejarse por un tiempo el uno del otro para volver después a retomar la relación, o iban a acabar francamente mal. No hacía falta ser muy lumbreras para ver eso con claridad meridiana. Y después, cómo no, también estaban George y Ringo que parecían ya más que hartos de estar perpetuamente bajo la inmensa sombra que proyectaba la firma Lennon/McCartney. La culpa de todo, así pues, no la había tenido Yoko Ono como muchos en aquel futuro del que yo venía creían. En realidad, ni había culpables ni había inocentes en todo aquello: estaban quemados después de pasar tantísimo tiempo juntos, se les notaba, y en aquellos momentos estaban más pendientes de sus vidas personales y de desarrollar por libre sus estilos que del grupo en sí.

-¿Te encuentras bien, Bri?-me preguntó el chico cuando vio mi expresión de preocupación.

-¿Por qué todos me preguntáis lo mismo?-sonreí.-Estoy perfectamente, tranquilo.

-No sabes el alivio que me das. Por un momento había creído que…

-Me iba a poner de parto aquí mismo, sí.-acabé yo la frase con él con ironía.-Como todos. ¿Qué manía os ha entrado con eso ahora?

-Te vuelvo a recordar que ese bebé ha de salir en un momento u otro, Bri.-recalcó Anna de nuevo.

-Pero no hoy.-contesté negando divertida con la cabeza y poniéndome en pie.-Por cierto, ¿dónde está John?

-En el estudio peleándose con las cuerdas de la guitarra antes del gran evento.-respondió George.

-Iré a hacerle la visita.-sonreí.

-¿Te acompañamos, Bri?

Me volví hacia Rachel y solté una risita entre dientes, divertida.

-¿Por qué? ¿Por si me pongo de parto en los pasillos de Apple?

Todos los que estaban allí, incluida la propia Rachel, rieron con el comentario. Salí de allí después de eso, cediéndole la silla que hasta pocos minutos antes había estado ocupando al lado de Lisa a George y me dirigí al estudio, que estaba casi al lado.

La puerta estaba entreabierta y el murmullo de una conversación a media voz llegaba hasta mí. Abrí, sin más, y me quedé mirando adentro durante unos segundos, sonriente: Ringo, Paul y John, quien efectivamente estaba tensando las cuerdas de la guitarra de lo más concentrado, estaban allí dentro,  tranquilos. Por un momento incluso me pareció que las cosas entre ellos jamás habían dejado de ir bien.

-Hola, chicos.

Los tres se volvieron hacia mí. Paul y Ringo me dedicaron una sonrisa y me devolvieron el saludo. John, por su parte, dejó la guitarra a un lado y vino hacia mí, sonriente.

-Ey, preciosa…-me saludó antes de darme un beso en los labios y de pasarme la mano por la barriga.-¿Qué tal estás?

-Bien.-le contesté.-Aburrida mientras espero a que unos tipos hagan un concierto en el tejado.

John soltó una risita entre dientes.

-No creo que te esperes mucho más.-dijo.-Vamos a subir en nada.

-Nos han dicho que ya lo han montado todo.-intervino Ringo.

-Y también nos han dicho que hace un frío que pela.-añadió John mirándome de nuevo.-¿Estás segura que quieres subir?

-¿Y perdérmelo? Ni de coña.

-Ni siquiera te voy a insistir en lo contrario, cabezota.-rió él rodeándome con su brazo. Después, acercando su boca a mi oreja, susurró:-Y no voy a negar que me hace ilusión que nos veas. Espero que todo salga bien.

Por toda respuesta, me volví hacia él y le di un beso en la mejilla, cariñosa. Aquella era mi particular manera de decirle que, por supuesto, todo iba a salir a pedir de boca. Aquel día, sin lugar a dudas iba a ser un día muy especial.

**********************************

Aquella vez, mientras sonaban los últimos compases de Dig a Pony allí en la azotea, ni siquiera fui capaz de disimular una mueca de dolor intenso. Hacía frío y viento, muchísimo, y los chicos tocaban ante el asombro de decenas de vecinos y transeúntes que pasaban por la calle a los que no podíamos ver desde donde estábamos. No todos los días se asistía por sorpresa a un concierto de The Beatles, aunque al parecer algunos no estaban demasiado contentos con aquello y habían llamado a la policía, que acababa de aparecer por la puertecilla que daba acceso a la azotea para la consiguiente sorpresa y, por qué no, diversión, de todos. No obstante, y pese a todo el espectáculo que se estaba montando a mi alrededor, yo no podía prestar la más mínima atención a nada que no fueran mis contracciones cada poco tiempo, dolorosas como hasta nunca antes las había tenido. La primera de todas se había producido poco antes de subir a la azotea con los chicos. Afortunadamente, aquella primera e intensa contracción me había pillado en el baño, así que nadie pudo ver mi gesto de dolor cuando se produjo. Pude salir al cabo de unos minutos, aún sintiendo cierta molestia, pero ya recompuesta e intentando convencerme a mí misma de que sólo había sido una contracción aislada y sin importancia. Pero no, me equivoqué. Después de subir arriba y de sentarnos, otra intensa contracción me sobrevino. Y no fue la última. No sabía cada cuántos minutos se me sucedía una nueva, pero sabía que era cada muy poco tiempo; demasiado poco tiempo. Y es que, a cada poco más de una canción, el dolor se apoderaba de mí, cada vez con más intensidad, como aquella última que acababa de tener con la que no pude evitar lanzar un fuerte suspiro a la vez que me agarraba la barriga, dolorida y muerta de miedo a la vez.

-¡Bri!

Anna, a mi lado, me puso la mano en el brazo. Yo no fui capaz de responder, ni siquiera de volver la cabeza y mirarla: simplemente me quedé mortalmente seria con la mirada fija al frente mientras los chicos empezaban con Get Back.

-Por lo que más quieras, Briseida.-insistió.-No me jodas… ¿Qué te pasa?

-Sí te jodo.-respondí yo al cabo de unos segundos cuando el dolor hubo remitido levemente.-Tengo contracciones.

-¿Que tienes… qué?-gritó ella haciendo que Lisa y Rachel, que también estaban a nuestro lado se giraran de repente. Afortunadamente los chicos no se enteraron absolutamente de nada: estaban demasiado concentrados con su canción y con la policía.-Oh, mierda… ¿desde cuándo?

-¿Qué le pasa?-quiso saber Rachel inclinándose hacia nosotras.

-Bri tiene contracciones.-aclaró Anna por mí haciendo que tanto Rachel como Lisa se me quedaran mirando casi con la boca abierta.-Bri, insisto, ¿desde cuándo las tienes?

-Desde poco antes de subir aquí. Y son bastante regulares y cada poco tiempo…

-¡Ja! ¡La que decía que no se iba a poner de parto en los pasillos de Apple!

-Y no he mentido…-me las ingenié para sonreír.-No lo he hecho en los pasillos, lo he hecho en el tejado.

-Y encima graciosilla…-masculló Anna entre dientes.

-Deberíamos parar esto.-sugirió Lisa mirando de reojo hacia los chicos.-Avisar a John y…

-No.-le corté yo.-Esperad. Con la poli ahí van a acabar pronto, así que…

-Pero Bri…

-Anna, esperad al menos a que acabe la canción, ¿vale?-le dije lanzándole una mirada suplicante-Por favor…

Ninguna de las chicas osó a contestarme nada. Simplemente me lanzaron una mirada significativa cargada de nerviosismo antes de volver de nuevo la vista hacia los chicos. No obstante, Anna no me quitó para nada su mano del brazo. Aún dolorida por la intensidad de la última contracción, intenté fijar mi atención sin demasiado éxito en ellos, quienes acabaron con la canción a los pocos segundos. Efectivamente, tal y como había previsto, dejaron de tocar en el acto, dando así por concluido aquel extraño concierto. Haciendo un monumental esfuerzo, me las arreglé para dedicarle una sonrisa a John cuando se volvió hacia nosotras mientras aplaudía. Lo miré mientras se descolgaba la guitarra y la dejaba sobre el suelo durante unos instantes que se me hicieron eternos. Después, sonriente y pletórico, se acercó hacia nosotras junto con George.

-Al parecer no nos van a detener al final…Una lástima.-dijo divertido mientras caminaba hacia nosotras.-¿Qué os ha parecido, chicas?

-Genial.-contestamos las cuatro casi al unísono.

John se acercó hacia mí y se agachó para darme un suave beso en los labios.

-¿Qué tal, preciosa?-preguntó.

Yo le dediqué una mirada entre asustada y nerviosa.

-¿Bri?-preguntó John preocupado.-¿Qué…?

-John, cariño…-le interrumpí yo antes de que él ni siquiera pudiera acabar de formular la pregunta.-Creo que deberíamos irnos al hospital.

-¡¿Cómo?!-exclamó él haciendo que todos los que estaban allí se volvieran para mirarnos, incluidos los agentes de policía.-Bri… ¿Me… me estás diciendo que…?

-Eso me temo.-contesté.-Creo que estoy de parto.

**********************************************

Jueves, 9 de abril de 1987
Londres

-Veinte minutos.

La voz de Greg me sonó lejana, como si estuviera a muchísimos metros de distancia. Estaba allí tumbada aún en el sofá, más inconsciente que consciente a causa del inmenso dolor que sentía. Hacía ya un buen rato que habían dejado de ser ataques separados entre sí para pasar a ser un dolor continuo, insoportable, como si un experto torturador fuera pinchando con un punzón afilado todos y cada uno de mis órganos vitales, poco a poco y con la destreza y la crueldad suficientes para evitar que perdiera el conocimiento por completo y alargar deliberadamente mi agonía. De este modo, aún era consciente más o menos de lo que pasaba a mi alrededor. John seguía a mi lado, sin dejar de acariciar mi cabello o de secarme el sudor que empañaba mi cara. Greg también estaba allí, controlándolo todo, sobre todo el tiempo. Veinte minutos, había dicho. Y no hacía falta ser especialmente inteligente ni estar plenamente consciente como para saber que se estaba refiriendo al tiempo que me quedaba de vida. Y, pese a la dureza de la afirmación, yo ni siquiera pude abrir los ojos ni tratar de esbozar ningún gesto. Estaba demasiado débil para eso.

De repente, el ruido de la puerta al abrirse rompió el silencio sepulcral que se había hecho en la estancia.

-¡Que no!-exclamó Matt de repente.-¡Voy a entrar! ¡No puedo..!

-Matthew, escucha, no creo que…

-No, tía Anna.-intervino Julie.-Matt tiene razón. Yo también quiero entrar y…

-Yo también quiero estar con ella.-susurró Alex.-Por favor.

-Pero chicos, no…-empezó a decir Ringo.

Pude percibir como John dejaba de acariciarme el pelo durante unos instantes y también como se ponía en pie. Yo, sin embargo, pese a que me hubiera encantado poder decir algo ante aquella situación, no pude ni siquiera moverme.

-Anna, Rich.-dijo John de repente con voz entrecortada.-No pasa nada. Si quieren… dejadlos.

No hubo respuesta alguna, sólo el ruido de unos pasos acelerados y nerviosos que se acercaban hasta mí. Pocos segundos después, noté el contacto cálido de una mano sobre la mía.

-Mamá…-empezó a susurrar Matt. Por su tono de voz supe enseguida que estaba llorando.-¿Me oyes?

Sacando las pocas fuerzas que aún me quedaban, apreté levemente mi mano sobre la suya a modo de respuesta, incapaz de hacer nada más.

-Ha… ha movido la mano.

-Entonces sí que nos oye.-dijo Julie muy cerca de mí. Su voz también estaba rota, como la de su hermano pequeño.-Mamá… Sé fuerte, ¿vale?

Fuerte. En aquellos momentos aquella palabra tenía un significado tan difícil para mí… De nuevo, el contacto de una mano, esta vez sobre mi cara, volvió a pillarme por sorpresa. Supe casi en el acto que era Alex: la mano era demasiado grande para ser la de Julie o la de Matt y era más suave que la de John, que tenía aquellos característicos callos en los dedos de tocar la guitarra.

-Te queremos…-susurró el chico al cabo de unos segundos.-Y siempre lo haremos.

Nada más oír a su hermano, Matt dejó caer su cabeza sobre mi pecho y empezó a llorar como el niño que en realidad era. Pese a que no pude abrir los ojos ni hacer nada más aparte de escuchar lo que pasaba a mi alrededor, supe inmediatamente que él no era el único que estaba llorando. En realidad, hasta yo estaba llorando por dentro.

**************************************

Miré a Alex de nuevo por enésima vez esbozando una sonrisa cargada de amor. Jamás había sentido nada igual, jamás había creído que tener a esa criaturita en mis brazos iba a inundarme de tantísima felicidad. Con cuidado, pasé la mano por la carita del bebé, quien se removió levemente, aunque sin llegar a despertarse del todo.

-Es la cosita más bonita que jamás he visto…

Me volví hacia John y le dediqué una sonrisa tierna: yo también pensaba lo mismo.

-Aunque la madre también es la más bonita del mundo.-añadió devolviéndome la sonrisa y pasándome la mano por la cara, con cariño.

-El padre a veces es un poco cabezota, pero bueno, también es un encanto.-bromeé yo haciendo que él soltara una risita entre dientes.

En aquel momento, Alex se removió inquieto de nuevo entre mis brazos y abrió sus ojitos de repente, despertándose ya definitivamente. No obstante no se puso a llorar, simplemente se quedó mirándonos a su padre y a mí, tal vez hasta curioso.

-Ey, campeón…-susurró John mirándolo.-¿Quieres venir con papá?

-Sostenle la cabecita con cuidado… Así.

John agarró al niño en brazos antes de acercar su cabeza a su boca y darle un beso cargado de ternura. Los miré a los dos sintiendo como una oleada de ternura me embargaba. A decir verdad, a John no le quedaba nada mal el papel de padre. Sólo había que ver cómo miraba al niño y lo contento que parecía con todo aquello para comprender en el acto que la decisión de haber tenido a nuestro hijo había sido un acierto total.

-¿Sabes, Bri?-dijo él de repente levantando la mirada y clavándola en mis ojos.

-¿Qué, John?

-Pues que…-empezó a decir sonriente.-Hemos dado un paso muy importante con Alex, tal vez el más importante que haya dado en toda mi vida…

-Creo que puedo decir lo mismo.-sonreí mientras él se sentaba en el borde de mi cama con el bebé en brazos.

John me miró a los ojos y sonrió.

-¿Y no crees que si hemos sido capaces de hacer esto no deberíamos atrevernos con algo más?

Le dediqué una mirada extrañada. No sabía a qué se refería para nada. Ni siquiera su sonrisilla me dejaba adivinar cuáles eran sus intenciones.

-John… Si ese algo más a lo que te estás refiriendo es a tener otro…-me permití bromear con una sonrisilla.-Olvídalo. Al menos, de momento.

-¡Ey, no!-rió él.-No me refería a eso… por ahora. Creo que primero nos deberemos de aclarar con Alex…

-¿Y entonces?

Otra vez, John me dedicó una sonrisa, aquella vez más tierna que todas las anteriores.

-Bri, casémonos.

Había dicho aquello tan de repente que me quedé mirándolo, pasmada, sin ni siquiera reaccionar. Él simplemente se acercó y, con cuidado puesto que aún tenía a Alex en brazos, me plantó un beso suave y dulce en los labios.

-John…-murmuré.

-Si quieres podemos esperar a que Alex sea un poco más mayorcito.-sonrió él.-Pero… Bri, te quiero y quiero casarme contigo. ¿Tú qué dices?

Le dediqué una mirada cargada de amor a la vez que pasaba la mano por su cara, sonriente.

-Claro que sí, Johnny.-contesté.-Por supuesto que quiero casarme contigo.






Capi 17! Un capi que a mí personalmente me resultó bastante entretenido escribirlo, así que espero que a vosotras también os haya gustado :D 
Bien, a partir de ahora, los acontecimientos se van a  acelerar, por así decirlo. Ya vereis el rumbo que toman las cosas... muejejeje.
Y bueno, como siempre, gracias por estar ahí!
Saludos y hasta el próximo!

4 comentarios:

  1. Morí de risa con este capítulo.
    Pobre Bri, de parto en Apple XD me mató.
    Este capítulo si fui fuerte y no lloré (mucho)
    Ya se va todo mas rápido. No quiero que se termine!
    Es my feo cuando se acaban los fics lo mismo me paso con los más lejos a tu lado (bonito final :33) Y extraño leerlo. :(
    Ennnn fin, me gusto mucho como siempre. Sube pronto Criss. Saludos y un beso.

    ^^/

    ResponderEliminar
  2. Hello, I’m Barack Obama, I have a big big ears and I have a horse in my car. Congratulations Miss Cloquell, your fic is amazing!

    Bueno chau negro, dejame hablar a mí. Sí, andá a barrer el patio.
    Holaaaaa Cris! Es una alegría hablar con vos, mas que nada porque aparte de acá, te estoy hablando por wazaaaap! Jajajaj. Ah, también es una alegría despertarme y que suene el silbidito del wazaaaaap y tu mensaje diciéndome que subiste. Eso es un buen despertar y un buen augurio para el día!
    Voy a comenzar a comentar como se debe este maravilloso capitulo, me encantó, fue muy hermoso y tierno! Ya sé que digo siempre lo mismo, pero es que es así, me quedo sin adjetivos. Eso pasa porque escribís re bien, enmudecés a la gente con tu talento. Faaaaa
    A ver, yo no sabía que ya ahora iba a nacer el bepi (el beeepii!!!) pero tendía que haberlo deducido porque cuando desperté y vi tus mensajitos acababa de soñar con UN MONTÓN DE BEBÉS. Esos sueños me dan miedo y ternurita a la vez, porque eran muy mononos jajaja.
    Pero voy a organizarme bien, porque si no esto es un caos como mis cajones. Genial, genial detalle que JUSTO nazca el día del concierto por el que hubiera matado a muchos y me hubiera tirado en paracaídas para caer justito ahí, en la azotea! Está bien, todo se estaba yendo al carajo, pero…ahhhhh concierto! Belleza!
    Está bien, la criatura será un poco inoportuna por nacer ese día, pero hay que verle el lado bueno se esperó a que terminaran, y bien que no se los llevó la poli, porque nacer y que tu padre esté preso por hacer bochinche arriba del techo…
    Fue una excelente decisión elegir tenerlo, porque a pesar de que no tengan idea de nada (compren la revista “Ser Padres Hoy”) les ha cambiado la vida, para bien, claro. Y ahora John propone casamiento, si es que es un terrón de azúcar este pibe! Cuánto amor! Además me copa mucho el nombre que eligieron para el nene. Ayy…tengo un sobri, un Alexander! :3 Prometo malcriarlo y enseñarle a contestar barbaridades jejeje

    ResponderEliminar
  3. Y bueno…siempre tengo que caer en la parte dura de todo esto. Veinte minutos. Ay que horror saber que te quedan veinte minutos en los cuales no podés hacer nada mas que escuchar. Eso me parece horrible también, dicen que lo último en “apagarse” son los oídos, por lo tanto podés escuchar todo pero no podés contestar. Una tortura.
    Espero que esto no termine como estoy pensando.
    Lo que no espero que termine es tu fic! Nooooooo por favooooooorrr!!!! Déjame iorar Cristina de las Mercedes!
    Y ahora ya me voy, dejo de decir estupideces, por lo menos no fue un comentario-desastre como el anterior, desde el teléfono jjajaja
    Chauuuuuu!







    P/D1: Hello, I’m Barack Ob…SALÍ DE ACÁ! ANDÁ A BAILAR!
    P/D2: NO-TA-LO-KOS! http://www.youtube.com/watch?v=RhEq01kpaFw
    P/3: Gracias por el regalo que me vas a hacer jajaja
    P/D4: Maharishi está durmiendo después de una noche que le dejó de recuerdo una marca en su naricita. Así que no hay bendiciones ni nada.
    P/D5: No puedo aceptar que falten tres capítulos para que se termine…Es que te voy a extrañar!
    P/D6: Bueno, ya me voy, basta de gilada. No sé si decirte que te apures para subir o no jaja.
    BESOTES!

    ResponderEliminar
  4. ¡Que tierno este capítulo! Alex nació y John le ha propuesto matrimonio a Bri, ¡TIERNÍSIMO! jaja. Sólo la parte en que Bri esta... Muriendo, me entristece. :(

    Sube pronto. Cuídate. Y saludos. ❤️

    ResponderEliminar

¡Comenta!