domingo, 3 de noviembre de 2013

VUELO 937 Capítulo 14



Al contrario de lo que puedan pensar muchos, la nieve puede llegar a ser más un incordio que algo agradable. De acuerdo, sí, había sido bonito pasar por primera vez en muchos años unas Navidades blancas, pero una vez acabadas las fiestas y vistas todas las estampas navideñas que podías ver, ya sólo quedaban los incordios del mal tiempo: carreteras en mal estado, nieve sucia en las aceras que hacía que tuvieras que andar con pies de plomo para no caerte y, sobre todo, ese frío intenso y húmedo que se te calaba en los huesos cada vez que pisabas la calle. En aquellos momentos, mientras caminaba por el centro de Londres con la bufanda tapándome hasta la nariz, estaba empezaba a entender el porqué los ingleses siempre se estaban quejando de las adversidades de su clima.

Andaba con cuidado, evitando resbalarme y con la cabeza gacha para evitar que nadie me reconociera. El taxi que había pillado me había dejado a un par de calles del lugar en donde me había citado con Tom Maschler, el editor de John, por culpa de una calle cortada. Podría haber dado la vuelta por otro sitio y dejarme justo en la puerta, pero le había pedido al taxista que me bajara allí. Estaba bastante nerviosa por aquel encuentro al que había insistido en ir sola y creía que caminar me vendría bien para calmarme. Era cierto: conforme avanzaba por la calle, pensando en mis cosas, me iba tranquilizando poco a poco.

Me ajusté el gorro de lana que llevaba y me subí la bufanda levemente para evitar que me conocieran cuando un operario del ayuntamiento me pidió que parara mi marcha en seco. Miré a mi alrededor. A pocos metros de mí, unos cuantos operarios más retiraban con una grúa las luces de Navidad que aún quedaban. Al parecer, ése había sido el motivo por el cual habían cortado la calle.

Aquello me hizo recordar de repente cómo habían sido los días anteriores. A decir verdad, aquellas habían sido las Navidades más extrañas que había pasado en toda mi vida. Por una parte, habían sido muy tristes para mí: era la primera vez que las pasaba lejos de mi familia y de mis amigos y aquello hacía que me invadiera la nostalgia. No obstante, el pasarlas al lado de John y del resto de nuestros amigos, me había ayudado muchísimo y, de hecho, me había divertido como nunca en Fin de Año con ellos. Por otra parte, estaba Mimi. Por fin la había conocido y podía ya afirmar a ciencia cierta que efectivamente la mujer era tal y como me la había pintado John: recta, seca y hostil en ocasiones, sobre todo conmigo, a la que veía como la chica que había ido a compartirle el afecto de su querido sobrino, al que se notaba que adoraba por encima de todas las cosas pese a la inmensa cantidad de reproches que le hacía. Pero, pese a todo eso, Mimi no era una mala mujer. Tenía buen fondo y, en los tres días que habíamos pasado en el sur de Inglaterra con ella por Navidades, había conseguido romper un poco el hielo en nuestra al principio muy encorsetada relación. A fin de cuentas, el hacerse completamente con ella sólo iba a ser cuestión de paciencia y de demostrarle que no había ido allí a robarle a John, algo que conseguiría a base de tiempo.

Reemprendí mi marcha de nuevo cuando el operario que tenía delante me dio permiso para hacerlo, aún recordando todas aquellas cosas. De este modo, casi sin darme cuenta, me encontré entrando en el edificio de la editorial que Maschler presidía.

-Buenos días.-saludé a la recepcionista nada más entré a la vez que me retiraba la bufanda de la cara.-Estaba citada con el señor Maschler, soy…

La mujer, una señora que ya debía de rozar la cincuentena, me miró e, inmediatamente, esbozó una enorme sonrisa.

-Tranquila, muchacha, ya sé quién eres. No necesitas muchas presentaciones.-me cortó en tono cómplice. No supe si sentirme halagada o no por las confianzas y simplemente me limité a devolverle la sonrisa.-El señor Maschler te está esperando. Sube a la segunda planta. Nada más salir del ascensor encontrarás su despacho.

-Gracias.

Siguiendo las indicaciones que me había dado la recepcionista, subí al ascensor y aparecí justo delante de la puerta del despacho de Maschler; la placa dorada con su nombre sobre la madera no dejaba lugar a dudas de que era allí. Inspiré fuertemente, intentando calmarme, antes de llamar. Unos segundos de silencio que se me hicieron eternos precedieron al escueto “adelante” que sonó desde dentro. Volviendo a respirar profundamente, agarré el pomo de la puerta y abrí.

-Buenos días-saludé a la vez que entraba en el despacho. Me sorprendí a mí misma sonando más decidida y tranquila de lo que realmente estaba.

-¡Briseida!-exclamó el hombre poniéndose en pie y dirigiéndose hasta mí. Me estrechó la mano firmemente, en un apretón típico de un hombre de negocios.-Ya tenía ganas de conocerte.

-Lo mismo digo, señor Maschler.

-Llámame Tom.-me dijo él.-Vamos, sentémonos. Creo que tenemos muchísimo de qué hablar.

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-¡Lo sabía!-exclamó John abrazándome fuertemente loco de contento.-¡Te dije que le encantaron tus relatos!

-Había leído los otros que le mandé y dice que está muy interesado en publicar ese libro de relatos cuanto antes.-dije sonriente cuando pude separarme un poco de él.-Sólo tengo que buscar un pseudónimo y… ¡listo!

-Ni pensar que al principio te enfadaste porque hablé con él…-sonrió John.-Es que eres una cabezota que ni te imaginas.

-Habló el que no es nada cabezota, ¿eh, Johnny?-bromeé yo antes de darle un sonoro beso en la mejilla y revolverle el pelo divertida.-Muchas gracias, cariño.

-Me lo cobraré, no lo dudes.-me contestó esbozando una sonrisa pícara que dejaba en evidencia sus segundas intenciones.

Solté una carcajada con aquel comentario.

-Espero que no me cobres un precio muy alto.

-Eso ya lo veremos…-masculló antes de inclinarse sobre mí y empezar a besuquearme el cuello.

-No tienes remedio.-reí apartándolo de mí con delicadeza. La verdad era que a mí también me apetecía perderme en aquellos momentos, pero Paul y Rachel iban a pasar por nosotros en nada y no era cuestión de empezar con aquellos jueguecitos.-Vamos, quita, león…

-Oh, cariño, no seas así…-se quejó él de manera cómica, poniéndome cara de pena.-Si lo haces por Paul, ya sabes que siempre llega tarde a todos los sitios y…

-Se siente, Johnny, pero no.-le contesté divertida.-Y sabes perfectamente que Paul y Rachel son muy puntuales.

-Entonces no cuela, ¿verdad?-rió él.

-No, la verdad es que no.-respondí.-Además, me acabo de acordar de que le prometí a Anna que la llamaría nada más supiera algo y aún no le he dicho nada. Así que si me dejas usar el teléfono…

-Todo tuyo. Y, por cierto, creo que Anna también te tendrá que contar algo a ti…

-¿Cómo que me tiene que contar algo?-le pregunté extrañada.

-Hace nada he hablado con Rings.-dijo John en tono casual.-Por lo visto no eres tú a la única a la que le ha salido un trabajito.

-¡¿Qué?!-casi exclamé yo.-¿Y nadie me había dicho nada?

-A mí no me ha dado tiempo a contártelo y supongo que a ella tampoco.-se excusó John.-Por lo visto la cosa ha sido de hoy mismo…

-¿De veras? ¿Y qué...?

-No hay nada seguro, pero se han interesado en ella para que haga de músico de sesión en una banda sonora de no sé qué película… Aún tienen que hablarlo, pero Rich lo daba ya por hecho.

-¡Vaya con nuestra Anna!-exclamé contenta. Aquello era una gran noticia y me alegraba muchísimo por ella. Al parecer las dos habíamos tenido un día de suerte.-¡Voy a llamarla enseguida!

-Dile de mi parte que como nos acabe robando el trabajo, la mato.-sonrió John.-Pero la mato de verdad.

Solté una risita nuevamente antes de dirigirme al teléfono: John y sus cosas siempre me hacían reír. Siempre.

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Jueves, 9 de abril de 1987
Londres

Otra vez. En aquella ocasión, el dolor y la falta de aire en mis pulmones no me sobrevino por sorpresa: era la cuarta vez que me ocurría y tenía la horrorosa certeza de que esos ataques de cada momento se espaciaban menos en el tiempo. Un sudor frío que me hacía temblar insistentemente por más que tratara de evitarlo me empapaba el cuerpo. Tumbada en el sofá, miraba todo lo que sucedía a mi alrededor como una película en la que apenas era consciente de que yo era la principal protagonista. No obstante, pese a todos aquellos ataques que me hacía oscilar entre la lucidez y el delirio en cuestión de segundos, una cosa tenía muy clara: el momento se estaba acercando.

Poco a poco, después de un tiempo que seguramente fue corto pero que a mí se me hizo eterno, el dolor fue remitiendo. Inspiré profundamente y cerré los ojos, agotada. Alguien, seguramente John, me pasó la mano por el pelo empapado. Yo ni siquiera tuve fuerzas para abrir los ojos y mirar quién era.

-Conforme avance el tiempo, esto será más frecuente.-dijo Greg de repente rompiendo el silencio.-A cada esfuerzo que el bebé hace por nacer, ella…

-¿Ella qué?-preguntó la voz de Anna quedamente.

-Ella va muriendo.

De nuevo, el silencio volvió a apoderarse de los allí presentes. Al parecer, era tan evidente lo que me estaba pasando que ya nadie tenía ni ganas ni fuerzas para llevarle la contraria o pedirle que no pronunciara aquellas palabras en voz alta. John, por su parte, siguió con su casi imperceptible caricia. En aquellos momentos aquello era lo único a lo que me aferraba.

De repente, el contacto de una mano sobre la mía, hizo que saliera de mi ensoñación. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, abrí los ojos y giré la cara. Allí, a mi lado, Alex me miraba con los ojos humedecidos. Parecía destrozado, pero aún así se las ingenió para esbozar una media sonrisa.

-Te quiero, vieja.-susurró.

-Yo también, cariño…-le contesté. Me sorprendió la debilidad con la que salían las palabras de mi boca; hasta para hablar me faltaba el aire.

Nos quedamos mirándonos durante unos segundos, haciéndome olvidar por unos instantes todo lo que me estaba ocurriendo.

-Prométeme que serás fuerte, mamá.-dijo de repente apretándome la mano con un poco más de fuerza.-Sé que puedes con esto. Prométemelo.

No pude contestar. No podía prometerle aquello. Nadie puede prometer que vencerá a la muerte.

Entonces, de repente, otra intensa punzada en el pecho me invadió. Era un dolor desgarrador, más agudo que en las anteriores ocasiones, tanto que no pude evitar soltar un grito.

-¡Joder, no!-gritó Alex histérico soltándome la mano de repente.

-¡Al, aparta!-la orden de John fue contundente.

-¡Pero…! ¡Haced algo! –gritó Matt.

-Bri, cariño…-susurró John agarrándome de la mano.-Vamos… No…

Ni siquiera pude acabar de escuchar la frase: otra punzada hizo que volviera a gritar de pura desesperación.

-¡Mamá!-exclamó Julie.

-Anna, por favor.-escuché como decía John a mi lado.-Sácalos de aquí.

Hubo un pequeño rifirrafe entre John y Alex. No fui capaz de seguir toda aquella discusión; sólo fui consciente de que, al final, la puerta del comedor se abrió y el silencio volvió a hacerse el dueño de la estancia.

Minutos después, cuando aquel inmenso dolor remitió, abrí los ojos lentamente. Sólo pude ver a John a mi lado y a Greg, paseando de un lado a otro del comedor con expresión adusta.

-Ya ha pasado, cariño.-susurró John inclinándose hacia mí y dándome un beso en la frente. No se me escapó el detalle de que tenía los ojos empapados en lágrimas.-Ya ha pasado.

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Una buena cena de las que se alargaban hasta la madrugada en casa de Ringo; aquella había sido nuestra particular y poco peculiar forma de celebrar que Anna finalmente había sido contratada para aquella grabación y que a mí iban a publicarme en breve mis relatos. Era genial. Amigos, alegría, música y bebida, tal vez incluso demasiada. Ni imaginar quería lo que podía ocurrir si nos bebíamos entre los que éramos allí toda la cantidad de botellas que teníamos para la ocasión.

-¡John! ¡Bri!-exclamó Anna a nuestras espaldas acercándose hacia donde estábamos. Ringo iba a su lado, riendo por lo bajo.-¿A qué no sabéis de lo que nos acabamos de enterar?

-Aquí llegó la revista del corazón.-sonrió John con ironía.

-Cállate, Lennon.-le dijo Anna dándole un manotazo en el brazo.-¡Esta noche vamos a conocer a alguien!

-¿A alguien?-me extrañé.-Pero si sólo estamos los de siempre.

-Los de siempre y uno más.-aclaró Ringo.-Bueno, una más.

-¡George se trae a una chica! Nos lo acaba de decir Paul.

-Y ya conocemos a George…-añadió Ringo.-Él no es de traerse al ligue de turno sin importancia a cualquier cena. Cuando la trae para presentarla es que la cosa ya está más o menos clara…

-Así que nuestro George tiene ahora un chochete…

-¡John!-exclamé divertida dándole una colleja cariñosa.-¿Chochete? No me digas que también te referías a mí así cuando empezamos…

-Y lo sigo haciendo, cariño.-bromeó él divertido con la simple intención de hacerme rabiar.

Aquello le hizo ganarse otro golpe más por mi parte ante las risas de Ringo y, sobre todo, de Anna. Justo en ese momento, un gran alboroto en la entrada de la casa nos interrumpió.

-¡Eh, chicos!-nos llamó la voz de Paul desde allí.-¡Venid! ¡El que faltaba ya está aquí!

-Y no viene solo.-nos dijo Anna entre susurros y con una mirada cómplice antes de que los cuatro saliéramos a recibir a George.

Y sí, efectivamente George no había venido solo. Allí, a su lado, una chica casi tan alta como él, de pelo negro y de una belleza sin estridencias, nos sonreía tímidamente. Le devolví la sonrisa mientras nos acercábamos a ella; yo aún me acordaba de cómo había sido conocer a los chicos y entendía perfectamente lo cohibida que podía sentirse.

-Hola chicos.-nos saludó George cuando nos acercamos.-Os presento a Lisa. Ella es… mi novia.






Y aquí estoy yo de nuevo, con el catorce! Siento que esté tan... no sé cómo. Si os digo la verdad, me ha costado sacármelo de los dedos y tal vez eso se note... :/  Por lo demás, un besazo a todas, sobre a todo a mis nenas que además de leer, me comentan, jejeje.
Saludos a todas! Muaaaaaaaaaaaaaa! 

6 comentarios:

  1. George ya tiene novia./o/

    Me gusto el cap. Y casi lloro cuando leí lo de alex y bri. ;-;
    No quiero que muera!

    Ennnn fin, me retiro. Espero estés bien Criss.un beshote. ;)

    **/

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  2. Cielos, ¡me encanta como escribes!

    Ay no, se acerca el fin de Bri... ¿O no? Aaay, no quiero que muera. Aunque a la vez si quiero(? Jaja pero prefiero que no se muera.

    George y su nueva novia, ¿cómo será ella?

    En fin, cuídate mucho y sube pronto. Saludos. :)

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  3. *Se acerca Gallo con lágrimas en los ojos, producto del ardor en su galluna carita* *Se sienta frente al teclado* *Toma aire* *Toma mucho aire* CLOOOOOOOOOOQUEEEEEEEEELL!!! A vos te mato! Te mato!!!
    A ver...gracias, gracias...Ah si, mis asistentes acaban de traerme agua, es que no puedo enojarme, ni avergonzarme ni nada que implique ponerme colorada o tener calor porque me duele la cara de ser tan guapo. Ah no, no era eso. Me duele la cara porque ayer en el campo me quemé y no sabés cómo me arde, y mas a esta hora (es de noche) entonces es como que me da ganas de llorar porque nada lo alivia y buaaaaaaaaaa me dueleeeee. Y encima este teléfono de la san puta que que tiene esa señal de mierda que se corta a cada rato y no me permite ser una nena educada y despedirme de vos como se debe. Lo voy a tirar al río! Sí, sí, ya me calmo. Bueno, me calmaré más cuando escuche una bocina y me asome a la ventana y vea un camión amarillo conducido por vos (bueno, acá los camiones de caudales son amarillos...qué sé yo cómo serán allá jaja) y bueno, nos vayamos de parranda por ahí. La haremos mejor que el Dioni, porque no nos van a agarrar muejejejje. Ah, todo esto iba a que te voy a matar porque decís que el capitulo está no sé qué, y no sé cuánto, y qué sé yo, y resuelta que después está re bueno y entonces te mato, o por lo menos te pego un manotazo para que se te vaya la tontera. Fuuaaa se enojó el gallo XDD.
    Bien, dejo de decir pavadas que no te interesan (porque seguro te estás riendo de mis amenazas. Qué poca autoridad tengo...) y mientras actualizo el software de mi teléfono (ay, cómo hablo, me siento técnica XD) te comento. Quizás el comentario quede a medio camino porque el teléfono puede explotar, pero bueno, quedaré con la satisfacción de hacerle cosas, que a mi me gusta meterle mano a todo (uy, qué mal sonó eso...)
    Bué, a lo que vine. El capitulo estuve hermoso, como todo lo que vos hacés y como vos. Dale, ponete colorada, que yo no puedo jajjaa. Naa hablando en serio, estuvo lindísimo, no sé qué le ves malo o todo eso que me decís por whatsapp. Ese es el único momento en el que la lucidez no te asiste, cuando decís que tus capitulos no están así o asá. Pero callate querés! Jajaja. Pero bueno, voy a ir por partes.
    ¿Cómo que la nieve no está buena? ¿Cómo es eso? ¡Se destruyeron mis ilusiones nevosas! Yo, que nunca vi nieve en mi pobre existencia, pienso que es re linda y que está re copada (Porque son copos. Ah, qué mal chiste por favor, pegame) y que estaría todo el día jugando. A ver, en ningún momento se me ocurre que puede ser un problema o algo molesto. Es nieveeee! Bueno, sigo. A pesar de estar indignada por el trato hacia mi amiga la neus (se dice así? O dije cualquier cosa?) me pongo muuuuy contenta porque...LE PUBLICAN LOS ESCRITOS! BIEEEEEEEEENNNN!!!! Si eso se sabía, ¿quién va a ser tan tonto de no publicarlos? Lástima que tenga que ser con u sedónimo :( pero bueno, si el nombre algunas veces le trajo complicaciones a Bri, puede ponerse uno bonito, como...María Luján. Bué, obviemos esa sugerencia.
    Y...AAAAYYYYY que me da algo! ¿Música de una pelicula? ¿Tocaré en la banda sonora? Si hay algo que siempre me ha gustado son las bandas sonoras, a veces ni me importa la pelicula, me importa la música...Así que si tengo que tocarla...a mi juego me llamaron!
    Y claro, que eso hay que festejarlo y cuanto mas alcohol, mejor, porque aguante el borrachismo. Por favor Ringo, poneme acá un fernet con hielo, o mejor llená la bañera. Ahhh...bañarse con fernet, que hermo*Aparece la comisión de Alcohólicos Anónimos y se la llevan*

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  4. Y...y....y...llegó Lisa Simpson! Trajo el saxo? Jajajjaja Hola Lisa, qué tal? Espero que cocines bien, que George tiene hambre XD
    Y ahora me tengo que poner seria. Siempre me pasa esto con tu fic, en algún momento me tengo que poner seria, y está bueno, así vuelvo a la tierra y dejo de desvariar un poco. Me pongo mal, te lo juro, me comí los pellejitos o padrastros o como le llames a la carnecita de las uñas, porque me pongo nerviosa cuando leo esa parte. Y más me pongo porque con vos no se sabe, y pienso “¿Y si se muere? Naaa...¿cómo se va a morir? ¿Y si se muere?” y todo así. Así que ahí estoy, pendiente de lo que pase, por suerte subís rápido, auque en estas cuestiones, lo rapido igual se tarda.
    Y ahora sí me voy, con la alegría de haberte comentado, que ayer no pude, je.
    Besoooos!




    P/D1: Me ardeeeee
    P/D2: A qué hora te espero? Bueno ,yo me siento en la vereda, cuando vea u ncamión que viene por mi calle, te chiflo a´si parás.
    P/D3: No hay bendiciones. Últimante, M,aharishi siemrpe anda en otra cosa.
    P/D4: Quiero nieve.
    P/D5: Necesito apoyo. JAJJAJAJA
    P/D6: http://www.youtube.com/watch?v=z1gFMujtH-o
    P/D7: Enserio, a la próxima te pego, no trates así a tus capis. No al maltrato de capitulos!
    P/D8: Me voy pero volveréeeee!

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  5. Noooo no quiero que le pase algo! No quiero que muera! No me dejes así con ansias de leer y leer más en busca de un final feliz... me haces mal! Jajajja
    Me voy a ir yendo porque si no me despido de mi cordura al leer esto.
    Un beso y subí pronto por fa!! ♥

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  6. cris aquí me tienes mil años sin comentar pero no creas que no he estado leyéndote, te digo que no sé cómo publicar comentarios desde mi celular! Te juro que reviso la página a diario para revisar cuando subas capítulos!

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