domingo, 25 de agosto de 2013

VUELO 937 Capítulo 2

-Tenemos un problema de los grandes, Greg.-dijo una voz grave arrastrando las palabras.-Es la primera vez que ocurre algo así.

Sin ser aún consciente de lo que me había pasado, abrí los ojos lentamente cuando aquella voz me despertó. Lo primero que noté fue que tenía la boca seca y pastosa, con un sabor extraño en ella. Después, me di cuenta de que estaba sentada en un sillón, con las manos atadas al respaldo, dentro de un habitáculo extraño, sin apenas muebles y sin más iluminación que la de una bombilla desnuda que colgaba del techo. Y, además, era obvio que no estaba sola.

Aturdida aún, recordé lo que había pasado en el aeropuerto y noté como el miedo se apoderaba de mí. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué iba a ocurrirme? No lo sabía, pero tenía la sensación de que nada bueno viendo las circunstancias en las que estaba.

-¡Ey, Edward!-exclamó de repente una voz que se me hizo vagamente familiar.-¡Parece que nuestra chica se ha despertado!

Antes incluso de que pudiera reaccionar de alguna manera, dos siluetas masculinas se plantaron frente a mí. Levanté la cabeza y los miré, con una mezcla de miedo y odio. No me costó para nada reconocer al tal Greg y a su sonrisilla psicótica, el hombrecillo con el que había hablado en el aeropuerto. El otro hombre, un verdadero gigante musculado y con una cicatriz en la mejilla que llamaba la atención, era un completo desconocido para mí.

-Siento lo del cloroformo.-dijo Greg mirándome antes de soltar de nuevo una risita histérica, inexplicable.-Pero… Os ponéis muy nerviosos siempre y no hay manera de llevaros pacíficamente con nosotros… Espero que me comprendas.

-¿Qué queréis de mí?-pregunté sin más intentando mantener a raya mi creciente nerviosismo.

-Ya te lo dije en el aeropuerto.-contestó Greg encogiéndose de hombros.-Explicarte las reglas. Estás en un sitio en el que no debes estar y no puedes hacer ciertas cosas que acabarían por alterarlo todo.

-¿Pero qué…?

-Como Greg te ha dicho, estás en 1967.-dijo por primera vez el gigante con aquel particular tono de voz.-A veces ocurre: las puertas se abren y alguien que no debería de cruzarlas, las cruza. El por qué no lo sabemos, pero viene ocurriendo desde que el mundo es mundo, por eso nosotros debemos vigilaros para que todo vaya bien.

-Me encanta como se explica Edward, ¿verdad, Briseida?-dijo Greg ampliando aún más su sonrisa.

Los miré a los dos, entre asustada y sorprendida. No tenía ni idea de lo que me estaba ocurriendo y, encima, aquel tal Edward me hablaba de puertas y de vigilantes. Os aseguro que cualquiera en esa situación sería capaz de enloquecer en el acto.

-No sé qué es lo que está ocurriendo, ni tampoco qué es lo que quieren de mí.-dije en tono suplicante aún sin entender nada de todo aquello.-Pero les aseguro que yo no…

El fuerte suspiro de Edward hizo que interrumpiera mis palabras de forma brusca. Lo miré muerta de miedo, esperando que aquel hombre me hiciera cualquier cosa. No obstante, el hombre se dirigió hacia una esquina de la habitación, agarró una silla destartalada, la arrastró hasta ponerla enfrente mío y se sentó en ella.

-Te lo estamos explicando, muchacha.-dijo pacientemente inclinándose levemente hacia mí.-Has viajado en el tiempo; eres una viajera. No estás en tu época, esto es 1967.

-Pero…-balbuceé yo.-¡Eso es imposible!

-No, no lo es.-rió Greg ansioso.-¿A qué es increíble?

-A veces ocurre.-suspiró Edward.-Todo está conectado: pasado, presente y futuro, son dimensiones paralelas al fin y al cabo. Es por eso que, en ocasiones, se abren pequeños agujeros por llamarlos de algún modo por los cuales pueden colarse elementos extraños.

-¡Como tú, querida Briseida!-exclamó Greg señalándola.-Te has convertido en una nueva Alicia, pero en lugar de en el País de las Maravillas te has caído en una época distinta a la tuya.

-Los que son como nosotros se encargan de vigilar esos agujeros.-continúo Edward haciendo caso omiso a las palabras de Greg.-Y cuando alguien se cuela por uno, nos encargamos de “adaptarlo” al mundo en el que ha ido a caer: no se pueden alterar los hechos futuros, al menos, no los importantes para la Historia de la Humanidad, y, como comprenderás, alguien que viene de una generación futura, podría hacerlo con sus conocimientos…

-¿Te acuerdas cuando se nos coló aquel tipo que se encaprichó con evitar que los padres de Hitler llegaran a conocerse jamás?-preguntó Greg antes de lanzar una sonora risotada.

-Muy noble por su parte.-contestó Edward esbozando una sonrisa.-Pero… Eso hubiera alterado demasiadas cosas, lo hubiera trastocado todo.

-Y tuvimos que pararle los pies.-contestó Greg poniéndose serio de repente.

Los miré alucinada, primero a uno, después al otro. Aquello que me estaban contando era una auténtica locura, sin pies ni cabeza, pero, por alguna extraña razón, algo me decía que estaban siendo sinceros conmigo.

-¿Qué le pasó?-pregunté vacilante al cabo de unos segundos.-A ese hombre…

-Murió.-se limitó a contestar Edward en un tono de voz tan glacial que hizo que los pelos se me pusieran de punta. No hacía falta ser demasiado listo para adivinar que su muerte no había sido por causas naturales.

-Pero eso no importa ahora.-intervino Greg de repente.-Lo que importa es que tú te has colado y que debes saber cómo funciona el juego. Pero, cuidado, estas reglas son de obligado cumplimiento. Nosotros, querida, nos encargaremos personalmente de que no las infrinjas. Y ahora, si prometes portarte bien y escucharnos atentamente, Edward y yo podemos desatarte de esa incómoda silla y darte un poco de agua, que supongo que la necesitarás.

Asentí levemente, aún fuera de juego por completo por lo que aquella gente me acababa de decir mientras Greg me desataba. Casi instintivamente, me puse a mover los brazos, entumecidos tras haber estado tanto rato en la misma posición. Después, Greg salió de la habitación tarareando una cancioncilla que no fui capaz de reconocer.

-Lo primero que has de saber es lo que te he dicho: nada de causas nobles como las de aquel desgraciado.-empezó a decir Edward.-La Historia no puede cambiarse, al menos no los grandes hechos. Pese a que la desgracia que sepas que va a ocurrir sea muy grande, no puedes evitar una guerra, o un atentado, ni nada por el estilo. Dejarás que todo siga su curso natural por más que te duela. Esto es importante. Si alteras estos grandes hechos, alterarías el equilibrio entre presente, pasado y futuro, ¿entendido?

Ni siquiera pude contestar antes de que Greg volviera a aparecer de nuevo en la habitación con un vaso de agua fresca para mí. Me lo bebí con avidez, como si no hubiera bebido en días. En aquellos momentos tenía tanta sed y estaba tan confusa, que me daba igual que aquellos dos me hubieran podido meter algo en la bebida.

-Es obvio que ciertas cosas sí que las alterarás… Por ejemplo, la vida de cualquier persona con la que hagas amistad o… yo que sé… imagínate que te casas. Pero bueno, en ese sentido nosotros no podemos interferir. Es natural, por así decirlo.-añadió Greg mientras recogía de nuevo el vaso vacío que segundos antes me había tendido.-Obviamente, siempre y cuando no te cases con el padre del futuro presidente de los Estados Unidos o algo por el estilo.

-Exactamente.-masculló Edward.-Lo segundo es que habrás de adaptarte a las costumbres de la época. Nada de ropa rara, como la que llevas ahora, ni nada de comentarios que dejen entrever que sabes qué es lo que va a pasar.

-En este sentido tenéis terminantemente prohibido jugar a la lotería o en cualquier otra apuesta o invertir en productos que sepas que van a tener éxito.-intervino Greg.-Es una lástima, pero no sería justo para los demás que juegan o invierten sin saber qué va a pasar.

-Y por último, intentarás vivir tu vida con la mayor normalidad posible, pasando completamente desapercibida y sin levantar ningún tipo de sospechas.-continuó Edward.-Fingirás sorprenderte con las noticias con las que todos se sorprenden aunque ya las sepas de antemano  todas esas cosas, ¿te queda claro?

Un silencio incómodo se hizo entre los tres. Volví a mirarlos, incrédula. Por supuesto que no lo tenía nada claro.

-¿Cómo sé que me están diciendo la verdad?-pregunté.

-Tranquila, te darás cuenta inmediatamente de que no mentimos nada más pises la calle.-rió Greg.-¿Alguna pregunta más?

Dudé por unos instantes, intentando elegir cuál de las decenas de preguntas que me asaltaban debía formular.

-¿Cómo puedo volver al 2013? ¿Cómo puedo volver a mi casa?-pregunté nerviosa.

Tanto Greg como Edward soltaron una sonora risotada nada más pronuncié aquellas preguntas. Parecía que les acabara de contar el chiste más gracioso del mundo.

-¿En serio crees que si supiéramos la respuesta estaríamos aquí en estos momentos?-preguntó Edward cuando paró de reír.-Cuando un viajero se cuela, no hay manera de volverlo a enviar a su lugar de origen.

-Ojalá pudiéramos…-suspiró Greg.-¡Qué sencillas serían las cosas!

-Pero…-susurré asustada empezando a asimilar lo que me acababa de decir.-¿Qué pasará con mi familia? ¿Con mis amigos? ¿Qué pensarán que me ha ocurrido?

-Un caso más de desaparición que no llegará a resolverse nunca.-dijo Edward encogiéndose de hombros.

-Se llevarán un disgusto, removerán cielo y tierra buscándote al principio, cuando vean que el único rastro que queda de ti son un par de maletas abandonadas en un aeropuerto.-continuó Greg.-Pero tranquila, aprenderán a vivir con ello.

Cuando escuché aquello, la desesperación se apoderó de mí definitivamente e, inevitablemente, me puse a llorar como una niña pequeña. Aquello no podía ser cierto. Era como estar metida en la peor de mis pesadillas pero tenía la horrible sensación que de esa pesadilla no podría despertar como si tal cosa.

-Oh, vamos, no llores, Briseida…-susurró Greg dándome unos torpes toquecitos en la espalda.-Ya verás, no es para tanto, tú estás bien y eso es lo que importa…

-Es cierto, muchacha, deberías tranquilizarte.-suspiró Edward.-No ganas nada poniéndote así. Además… Hay algo más que creo que deberías saber.

-Oh, Edward… ¿Crees que deberíamos decírselo? ¿No crees que sería más sensato…?

Levanté mi cabeza y, con los ojos aún llorosos, le lancé una mirada penetrante.

-¿Hay algo más? ¿Encima hay algo más?-pregunté a la desesperada.-¿Qué es lo que ocurre ahora?

Edward lanzó un suspiro y se puso en pie, nervioso, antes de contestar:

-Ocurre que es la primera vez que un viajero viaja a una época tan reciente a su época de origen.-dijo.-Normalmente todos viajan uno o dos siglos antes,  pero nunca menos de cien años atrás. Todos mueren por causas naturales antes del momento de su nacimiento y no ocurre nada, pero ahora…

-¡¿AHORA QUÉ?!-grité.

-Lo más seguro es que tú llegues viva al momento de tu nacimiento. –contestó mirándome a los ojos.-Y si eso ocurre habría dos Briseidas conviviendo en el mismo espacio de tiempo.

-Jamás ha ocurrido una cosa así.-añadió Greg.-Pero eso va en contra de todas las normas. Eso no puede producirse jamás.

-¿Pero…?-susurré.-¿Qué mierdas va a pasarme?

-No lo sabemos.-suspiró Edward.-Tal vez…

El hombretón se interrumpió a sí mismo y me lanzó una mirada con un tinte de… ¿tristeza?

-¿Tal vez qué?-insistí.

-Tal vez si vives hasta el año 1987, mueras justo en el momento en el que naces.-contestó lanzando un fuerte suspiro.-No podéis convivir las dos juntas en una misma época.  Sería lo más lógico.

Noté como la sangre se me helaba en las venas cuando me dijo aquello. Aquel hombre me estaba dando un plazo de vida de menos de veinte años. Y entonces, irremediablemente, empecé a llorar de nuevo.


*************************************************
Jueves, 9 de abril de 1987.
Londres.

-En España es una hora más.

Miré a mi marido y esbocé una sonrisa amarga. No podía ocultar que estaba triste, apagado. Y para qué negarlo, yo también. Era, sin lugar a dudas, un momento extraño, tanto para él, como para mí.

-Entonces la hora exacta es a las diez de la noche.-suspiré.

John se limitó a asentir, sin más a la vez que apretaba la mandíbula fuertemente.  Sólo esperaba que no se me pusiera a llorar en esos momentos o yo también acabaría por desmoronarme.

-¿Crees que se lo deberíamos decir a los chicos?-preguntó con un hilillo de voz.

-¿Y qué se supone que les vamos a decir?

-La verdad, Bri. Tal y como me la contaste a mí.

-Son sólo niños, John.

-Eres su madre. Y ya no son niños.

-Lo sé.-susurré.-Pero no me siento con fuerzas para eso.

-Yo tampoco, pero deberían de saberlo.

-Mejor dejemos las cosas como están.

-Siete horas solamente. Espero que no suceda.

-Y si sucede…-murmuré acercándome a él y dejando caer mi cabeza sobre su hombro. Él me pasó la mano por el pelo, cariñoso.-Sé fuerte, ¿vale? Por ellos.


No contestó. No me contestaría jamás a eso. Pero, sinceramente, en lo más profundo de mi ser, esperaba que me hiciera caso. Era necesario.






¡Hola gente! ¿Qué tal? Pues aquí llego yo con el segundo capi de este fic. Espero que os haya gustado y que haya quedado "entendido" lo que le pasa a Briseida... jejeje. 
Por cierto, quería daros las gracias a l@s que habéis leído el capítulo 1 y habéis mostrado vuestro apoyo bien siguiendo el blog, bien comentando como lo han hecho mis incombustibles María e Ingrid! ¿Qué decir? Como siempre, me encantaron vuestros comentarios y, por cierto, Ingrid, si esas historias tuyas que dices andan publicadas por algún sitio de la red, deberías pasarme el link para leerlas y, si no, te animo a que lo hagas! :D
En fin, nenas, que yo por mí nada más. Me voy despidiendo hasta el tercer capítulo, donde ya tenemos personajes nuevos... :D
Saludos y disfrutad!

5 comentarios:

  1. :O al fin se despejaron las dudas que tenia del primer capitulo, pero ahhhhhhhh muy buenos los capitulos y eso que solo son 2 ya imagino conforme vaya avanzando la historia estaran mucho mejor.
    comentario corto:/ saludos, nos leemos pronto:)

    ResponderEliminar
  2. ¡Coño que me cogo de los pelos! Es que lo que estoy leyendo es un tipo de novela futurista o algo así pero no puedo para, una vez que empiezo con el primer renglones no paro hasta leer el ultimo y de regreso nuevamente.
    En serio no se con quien habrás pactado pero tienes una manera de escribir que que barbara, ni siquiera yo misma la tengo y clamaría por un poco jeje, pobre Briseida ese par se la pusieron bastante difíciles ¿solo sobrevivirá hasta 1987?. Por otro lado, nombraste un John, pero no se si era cualquier John o John Lennon.
    En fin te dejo mis psicopatismos para otro momento... para ser exacta para cuando vuelvas a actualizar, lo estas haciendo seguido y eso me gusta ya que no me quedo tanto tiempo con la intriga de saber que va a pasar en el capitulo anterior.
    Pero por lo ultimo que acabo de leer me tomo la confianza de pedirte que procures actualizar mas rápido. claro si se puede, se que por el momento deben haber otras coas importantes en puerta.

    ResponderEliminar
  3. *Entra envuelta en una bandera, cantando el himno de Italia ‘90* NOTTI MAGICHEEEEE INSEGUENDO UN GOAL SOTTO IL CIELOO DI UN’ ESTATE ITALIAAANAAAAAAAAA

    Perdón, perdón, mucho tano junto me contagió el sentimiento. Como ves, la fiesta se puso buena jajaja
    Y cumpliendo con mi promesa, acá estoy, comentando al pie del cañón aunque mi señora ex-muela esté dando unos tirones insistentes, pero no, acá está el soldado Gallo!
    Qué decirte Cloquell? Qué decirte cuando yo ya sabía lo que iba a pasar, y sin embargo, te vuelvo a leer y se me ponen los pelos de punta? La verdad, yo no sé qué hacés, ya te dije mil veces que te admiro, pero bueno che, pará un poco o me voy a quedar sin reservas de admiración para vos jajjaja
    Me puse super nerviosa, y la verdad es que terminás pensado así, con los ojos en blanco y frunciendo el ceño “¿Mirá si pasara de verdad?” Como que es para matarse, no? Mas teniendo en cuenta que caés no en otro mundo (creo que si cayera en Marte o Júpiter una se sentiría mejor, por lo menos sabés que es otro planeta) o sea, caés en el mismo mundo pero distinta época. Cómo sobrevivir? Cómo aprender a estar sin internet, sin twitter, sin wasap...bué, obviemos lo del PUTO wasap jajaja. Bueno, hablando en serio, de seguro que eso es lo que menos se extraña, lo triste es cómo vivir sin tu familia, y más sabiendo que ellos te buscan desesperadamente pero...en otra época. Lo escribo y me voy comiendo las uñas, y me siento como Ringo en Yellow Submarine: Quiero a mi mamá!!!
    Otra cosa que me vuela la peluca (aunque no tenga) es ese contraste o qué se yo cómo se llame, eso de poder “ver” qué va sucediendo en 1987. Me causa porque el 9 de abril es el cumple de una amiga pero es del ’91, sino ya estaría con los ojos mas en blanco y mas con el ceño fruncido jajjajaja. Como te decía, eso está genial y bueno, más nerviosa te deja, e intrigada, y desesperada y....AYYYY SUBÍ RÁPIDO! Si me da un ataque, ya sabés, hacete cargo! Y sino, yo cuando abra los ojos diré: “Me dio un ataque loco por el fic de Cris, llámenla y que pague mis gastos”. Ah no? No vas a pagar? Yo te voy a hacer pagar quieras o no. XDDD
    Bueno, ya dejo de decirte todo esta sarta de pavadas y me despido, no sin antes decirte que por mas que sea el segundo capitulo, y por lo tanto un recién nacido, YO QUIERO CASARME CON TU FIC. Se puede? Me das el permiso? O espero a que sea mayorcito? Jajajja
    Chauuuu!!!!

    ResponderEliminar
  4. P/D1: Hola, hola, hola, si querés te sigo cantando jaja.
    P/D2: Perdón por mi comentario tan...tonto, pero los remedios me nublan la mente. Sí, ya sé que es una excusa estúpida, no me digas nada XD
    PD/3: Andry no está, Andry se fue, Andry se escapa de mi vidaaaaaa. No, el Maharishi no está, hoy no hay bendiciones, ni misas, ni retiros espirituales, ni nada.
    P/D4: SUBÍ
    P/D5: RÁPIDO
    P/D6: ÚLTIMO AVISO.
    P/D7: Sí, sí, ya me voy, no me eches!

    ResponderEliminar
  5. ¡ME ENCANTA TU HISTORIA! Es muy original y muy... ¡sorprendente! y pues me encanta :33 además me gusta mucho como escribes.

    ¿a caso ese John era John Lennon? *.*

    ¡SUBE PRONTO! :)) Cuídate. Saludos. :3

    ResponderEliminar

¡Comenta!