Los jefes son esos seres
insensibles que no entienden cuando deberían darte un día libre. Todos son así,
sin excepción. Ni siquiera aunque el jefe en cuestión haya escrito canciones
como Working Class Hero o parezca
comprometido con los problemas sociales porque ha hecho unos cuantos bed-ins por la paz (por cierto… ¿qué
coño es un bed-in?).
Si no lo creéis, podéis
preguntármelo a mí, que pese a que deseaba y esperaba que después de mi día de
infarto como cuidadora de Sean me dieran como “agradecimiento” un día libre por
lo menos, me tocó ir a trabajar al día siguiente a las ocho en punto de la
mañana. Así pues, os podéis imaginar cómo estaba yo ese día… Decir que tenía
pocas ganas de estar allí hubiera sido exagerar muchísimo porque no tenía
absolutamente ninguna. Además, para
colmo de mis males, Rosaura me había
asignado una de las tareas más absurdas que pueda haber dentro de una casa:
limpiar pieza por pieza esa maravillosa cubertería de plata que nunca se usa
para nada y que parece que sólo se haya inventado para fastidiar al que le toca
sacarle brillo.
-¡Auch!
Me llevé el dedo a la boca
instintivamente después de haberme pinchado con uno de los tenedores ante la
mirada reprobatoria de Misako, que estaba con Sean en la otra punta del comedor
mientras el niño jugaba distraído. La
japonesa, que normalmente tenía cara de vinagre perpetua, aquel día, suponía
que por lo de su marido que aún permanecía en el hospital, aún parecía más
enfadada que de normal. De hecho, había visto bulldogs franceses con mejor
cara. Al menos, los bulldogs no lanzaban miradas asesinas cada vez que hacías
algún ruidito mientras estabas en su presencia, aunque ese ruidito fuera
respirar más fuerte de lo normal.
-Joder con las miraditas de la
Bruce Lee…
No fui consciente de que había
dicho aquello en voz alta hasta que me di cuenta de que Misako se había quedado
mirándome literalmente con la boca abierta. La miré asustada, pero ni
rectifiqué ni pedí disculpas: era verdad y a fin de cuentas ya no podía hacer
nada por arreglar lo que acababa de soltar por mi siempre demasiado grande
bocaza.
-¿Me habías dicho algo,
Sophie?-preguntó de repente arrastrando las palabras.
“Ahora se levanta y me parte por la mitad como a un ladrillo”,
pensé tragando saliva. No obstante, no dejé que se notara mi nerviosismo. Me
quedé aguantándole la mirada desafiante durante unos segundos y, justo en el
momento en el que iba a soltarle con total parsimonia el típico “Lo que has oído”, apareció John por la
puerta.
-Hola.-nos saludó despreocupado
ajeno a la escena de tensión que teníamos allí montada.
-Hola.-nos apresuramos a saludar
tanto Misako como yo casi al unísono rompiendo repentinamente nuestro contacto
visual.
-¿Todo bien?
Nos apresuramos a mascullar un “sí” rápido sin saber muy bien si lo preguntaba
por mera formalidad o porque había notado algo raro en nuestra actitud cuando
había entrado en el comedor.
-Me alegro.-sonrió. Después,
volviéndose hacia Misako, añadió:-Pero mujer… ¿qué haces tú aquí? Te habíamos
dicho que hoy te dábamos el día libre.
-Sí, pero creí que…
-Nada, nada.-le interrumpió
él.-Hoy me puedo encargar yo de Sean, así que ya sabes… Te vas al hospital a
hacerle compañía a tu marido.
-Pero si él está…
-Misako, insisto.
La mujer esbozó una media sonrisa
no demasiado convencida, aunque no osó contradecirle nada.
-Entonces… gracias.
-De nada.-contestó John.-Anda, ve
y recoge tus cosas y vuelve cuando ya esté en casa dentro de un par de días. Y
no hay peros que valgan.
Pese a que lo había dicho con
suavidad y con una sonrisa pintada en la cara, no dejaba lugar a dudas de que
quería que se le hiciera caso. Misako pareció captar el mensaje, así que se
apresuró a despedirse de Sean y, después de volverle a dar las gracias a John
unas cuatro o cinco veces más y de dedicarme a mí una fugaz mirada de odio,
salió del comedor. La miré mientras se alejaba por el pasillo pensando en que
iba a matar a John porque le había dado un día libre a ella y no a mí (vale,
bien, soy una egoísta y en aquellos momentos me importaba tres pimientos que
Misako tuviera al marido ingresado en el hospital; yo quería mi día libre y
punto). No obstante, cuando por fin reaccioné, caí en la cuenta de que me había
acabado de quitar de encima por unos días a esa señora que unos instantes antes
me habría partido la cara con gusto. No me quedaba otra que agradecérselo y,
además, de todo corazón.
-¡Papi!-exclamó de repente Sean
haciéndome poner los pies en el suelo de repente.-¡Mira el caballito!
-Oh, menudo caballo más
genial.-sonrió John mirando hacia el caballito de juguete que le estaba
enseñando Sean antes de dirigirse hacia él.-¿Me vas a dejar jugar con él un
rato?
-Claro.
Me encontré de repente sonriendo
mientras miraba como padre e hijo jugaban a escasos metros de mí.
Afortunadamente, John pareció no darse cuenta de ello, pero aún así me obligué
a volver a mi tarea enseguida y olvidarme de que los dos estaban allí. Lo
último que quería en aquellos momentos era que John me pillara mirándolo con
una sonrisa boba en la cara y pensara cosas raras que para nada eran ciertas.
¡Sólo me faltaba eso!
Perdí la noción del tiempo al
cabo de unos instantes. No sé si pasaron minutos u horas, sólo sé que, cuando
ya sólo me quedaban unos pocos cubiertos a los que sacar brillo de la
interminable cubertería de los Lennon, la voz de John me sorprendió de pronto.
-Sophie, ¿puedes echarle un ojo a
Sean un momento?
Me volví hacía él un poco
sorprendida. John soltó una carcajada.
-Tranquila, no es todo el día
como ayer.-rió seguramente al ver mi cara de susto.-Sólo es un ratito. Voy a mi
habitación a hacer unas llamadas que tengo pendientes y vuelvo enseguida.
-Sí, claro, no hay problema.-me
apresuré a contestar.
-Gracias.-contestó.-Y tú,
campeón, pórtate bien y obedece a Sophie.
-Yo siempre me porto bien, papi.
John soltó una risita por lo bajo
ante la contestación de su hijo y salió de allí.
-¿Te quedas jugando ahí
quietecito mientras yo acabo de limpiar estas cucharas?
Sean asintió con la cabeza y
continuó absorto con su caballito de juguete mientras yo volvía a ponerme con
la cubertería.
-¡Y por fin!-exclamé cuando
coloqué la última de las cucharillas de postre en su sitio.
-Sophie, mira lo que me he
encontrado.
La vocecilla de Sean me sonó
extrañamente cerca. Extrañada, me volví hacia él para ver dónde estaba y no
pude evitar dar un grito de sorpresa cuando lo vi hurgando en uno de los
cajones del aparador que había cerca de mí.
-¡SEAN! ¿Pero qué haces mirando
ahí? ¡Cierra eso!
-¿Qué es esto Sophie?-preguntó
mostrándome una minúscula bolsita e ignorando mi orden por completo-¿Azúcar?
Iba a volverle a reñir cuando me
fijé bien en la bolsita que el niño me enseñaba. Por poco no solté otro grito.
Y es que, aquella bolsita contenía un sospechoso polvillo de color blanco que,
casi a ciencia cierta, no era azúcar.
-¿Dónde estaba eso?-pregunté con
un hilillo de voz.
-Dentro de la cajita secreta que
mamá guarda en ese cajón de ahí. Ella cree que no lo sabe nadie, pero yo he
visto como la esconde sin que me vea.-contestó esbozando una sonrisa pícara. No
obstante, en aquellos momentos, ni aquella expresión de pillo consiguió que me
tranquilizara.-¿Qué es, Sophie?
-No lo sé.-mentí.-Pero… Sean,
cariño… ¿por qué no me das eso?
-No puedo, es de mamá.
-Pero… a ver…-balbuceé yo
intentando pensar a toda prisa una excusa para que el chaval soltara aquello:
tenía que quitárselo sí o sí o no me quería ni imaginar qué pasaría si le daba
por abrir la bolsita y probar aquel misterioso azúcar.-Eso no puede estar en la cajita secreta, Sean… Si es azúcar
la cajita se va a llenar de hormigas y tú mamá seguro que se enfada. Y no
queremos que mamá se enfade, ¿verdad?
Sean me lanzó una mirada
suspicaz. Al parecer no le colaba del todo mi pobre razonamiento. Se mantuvo
durante unos segundos que se me hicieron interminables con la bolsita en la mano
pero, de repente, suavizó su expresión y me la tendió sin más. La agarré y me
guardé aquello en el bolsillo a una velocidad récord. Después, suspiré
aliviada.
-Sean, no digas nada de esto a
nadie, ni siquiera a papá, ¿me entiendes?-dije mirándole con expresión
severa.-Papá se enfadaría muchísimo si se enterara que andas fisgando en las
cosas secretas de mamá. Será nuestro secreto, como cuando la chocolatina que te
di, ¿te acuerdas?
El niño asintió con la cabeza con
una sonrisilla, tal vez provocada por el recuerdo de aquella escena.
-Sí, me acuerdo.
-¿Me juras que no vas a decir
nada a nadie?
-Te lo juro, Sophie.
-¿Qué andáis jurando los dos?
La aparición de John en el
comedor hizo que me pusiera blanca como la cera. No obstante, me las ingenié
para dibujar una sonrisa.
-Nada.-contesté fingiendo
normalidad.-Sólo estaba jurándome que se iba a portar muy, muy bien.
-Sí.-se apresuró a corroborar el
niño.
-A saber qué has hecho para que
Sophie te haga jurar eso, diablillo…-rió John acercándose a su hijo y
agarrándolo en brazos.-En serio, Sophie, ¿se ha portado bien?
-Estupendamente.-dije dibujando
una sonrisa forzada.
-No sé si creerte mucho… Pero
bueno, como digas.-sonrió él antes de volverse de nuevo hacia el pequeño.-Ey,
campeón, ¿volvemos a jugar a eso que estábamos jugando?
-¡Sí!
Los dos volvieron a su rincón del
comedor y retomaron sus juegos. Yo, por mi parte, recogí mis cosas y salí de
allí, silenciosa y pensativa. Joder, ¿qué debía hacer? ¿Decirle algo a alguien
sobre lo que acababa de pasar o callar y hacer como que no había ocurrido nada?
La última opción era difícil teniendo en cuenta que Sean había conseguido
hacerse con aquella mierda sin ninguna dificultad y que aquello sería fatal
para él. Pero… ¿decírselo a John? ¿Meterme en los asuntos privados de su esposa
de una manera tan evidente? ¿Y si él también estaba enterado de aquello?
Ante mí tenía un gran dilema:
fallar a mis principios y callar o, por el contrario, seguir la voz de mi
conciencia, hablar y enfrentarme a un más que probable despido con escasas
garantías de que Sean no volviera a tener acceso a aquello en un futuro.
Difícil. Muy difícil.
**************************************
Di un sonoro golpe sobre la mesa
a la vez que dejaba aquella bolsita encima.
-¡PERO SOPH!-exclamó Sven entre
sorprendido y asustado nada más lo vio.-¿Eso es…?
-Creo que es cocaína.-dije con
seriedad.-Pero no lo sé seguro. Quiero que me ayudes a saberlo.
-¿Pero… pero… cómo? Soph,
¿tú…?-balbuceó Sven sin salir de su asombro. No era para menos; pese a que los
dos fuéramos unos adictos a la marihuana, ambos teníamos mucho respeto a las
otras drogas. Por desgracia, los dos conocíamos a gente muy cercana que había
acabado mal por culpa aquella mierda.
-No, Sven, no es mío.-aclaré
haciendo que mi amigo soltara un suspiro de alivio.-Yo por ahora no me pienso
meter estas cosas.
-Me alegra oír eso. Pero si no es
tuyo… ¿cómo es que lo tienes tú?
Solté un bufido de resignación y
me senté pesadamente en la silla que había frente a él.
-Estaba en casa de los Lennon.
-¡¿Qué?!-exclamó Sven.-Joder,
Soph, por poco que te guste no deberías quitarles la mierda a tus jefes.
-La tenía el niño, Sven. En la
mano. Debía quitársela.
Mi amigo se me quedó mirando con
los ojos muy abiertos, alucinado.
-Ha hurgado por los cajones del
comedor y según decía ha encontrado “la cajita secreta de mamá”.-continué al
ver que él no iba a decir nada.-Da gracias a que se le ha ocurrido enseñármelo.
Pensaba que era azúcar…
-Joder…-masculló Sven.-¿Y cómo
dejan eso al alcance del niño?
-Y yo que sé…-suspiré.-¿Es coca,
verdad?
Sven agarró la bolsita y la
examinó detenidamente durante unos instantes.
-¿Y?-insistí.
-Pues no estoy seguro…-susurró
abriéndola con cuidado.
A continuación, ante mi mirada
atónita, metió el dedo en la bolsita y se lo llevó a la boca. Cerró los ojos y
espero unos segundos antes de decir nada. Yo ni siquiera osé a interrumpirlo en
aquel pequeño ritual.
-No es coca.-dijo de repente abriendo
los ojos.-No se te duerme la lengua y se nota que es más fina.
-¿Y si no es coca qué coño
es?-quise saber.
-Pues… Esta mierda es amarga
también y… Bueno, creo que no hay muchas dudas… Joder.
-¿Cómo que joder? ¡Sven! ¿Qué es
eso?
-Algo más fuerte que la coca,
Soph. Es caballo.
-¿Caballo?-pregunté en un
susurro. De repente me había quedado sin voz.-¿Me estás diciendo que Sean se
hubiera podido comer una bolsita de heroína?
-Mucho me temo que sí…
-Oh, mierda… Y ahora… ¿qué coño
hago?
-Y yo qué sé… Estás metida en un
buen lío Soph.-contestó Sven.-Si lo dices, es un marrón que te puede costar el
trabajo.
-Eso ya lo sé, pero me niego a
actuar como si nada hubiera pasado y que… Yo que sé… Imagínate que un día Sean
vuelve a encontrar una bolsita de éstas y…
-Ni siquiera te atrevas a pensar
en eso.-me cortó mi amigo. La verdad era que pocas veces en mi vida había visto
a aquel desastre con patas tan serio.-¿Sabes? Lo único que se me ocurre es… Soph,
¿tú sabes dónde está esa cajita secreta?
-Sí, o eso creo.
-Vale… Mira, sé que es una
tontería pero… Si sabes que guardan ahí el caballo, podrías ir revisándola de
cuando en cuando y cuando veas, lo quitas y te deshaces de él.
-Ya, claro… Y seguro que no se
dan cuenta de que alguien les está birlando las dosis de heroína…
-¿Se te ocurre algo mejor? O es
eso o encararte cara a cara con tus jefes y decírselo muy claro.
Solté un suspiro de impotencia.
-Tienes razón…-claudiqué al
fin.-Creo que haré eso, pero sólo hasta que pille fuerzas para encararme a la
jefa y decirle lo que pienso acerca de eso de tener heroína al alcance de un
mocoso de cuatro años…
-¿En serio vas a hacer eso?
-¿Tengo cara de estar
bromeando?-dije convencida.-Lo haré, pero necesito unos días para reflexionar y
ver cómo voy a abordar el tema…
De pronto, para mi sorpresa, Sven
soltó una risotada.
-¿Y tú de qué te ríes ahora,
pedazo de carne con ojos?-le espeté.
-Quién te ha visto y quién te ve,
Soph…-rió él.-Tú, precisamente tú, vas a dar clases de responsabilidad a una
madre.
-Vete a la mierda, capullo.
-Gracias por la recomendación,
doña defensora de los valores y la moralidad.-bromeó él.-Y ahora… ¿por qué no
nos olvidamos de este tema por un rato fumándonos un poco de hierba de la
buena?
-Nada mejor que solucionar los
problemas de drogas camuflándolos con otra droga, ¿no?-me obligué a sonreír
mientras agarraba uno de los porros ya liados que Sven acababa de sacar de su
bolsillo.-En fin… A la mierda todo. Creo que nunca en mi vida he necesitado
tanto un jodido porro. Fumemos, que mañana será otro día.
Y era verdad. Lo necesitaba y,
para qué mentir, me supo a gloria.
Ah! Por cierto, sé que me lee mucha gente de Latinoamérica y me gustaría hacer una aclaración, aunque creo que ya queda aclarado el asunto en el capi: aquí en España a la heroína se la conoce popularmente como "caballo", no sé si allí se dirá también, pero por si acaso yo lo digo. De ahí el juego de palabras en el título del capi.
Y bueno, por mí nada más, sólo que os agradezco que leáis y comentéis de todo corazón y que espero no tardar tanto en subir el próximo capítulo.
Saludos y besotes!!!! Mua! :D
Ya era hora!! Espera tanto un capítulo pero valió la pena, a pesar de q es corto igualmente esta bueno.
ResponderEliminarEstos padres irresponsables... bueno, espero q a Sophie no la despidan no sólo esta tratando de que el chico no toque la droga sino q tambien los estaría ayudando a ellos para q no se drogen... digo, se merece vacaciones jaja
Besos ♥!!
PD: A mí también me pasa de quedarme sin inspiración, tngo un fic sobre Nirvana y cuando estoy así pongo su música para ver que se me ocurre, lo mismo pasa con Los Beatles.
¡Un caballo! con que eso era un caballo... debo decirte que lo había escuchado tantas veces en chicas españolas, y nunca supe el significado, hasta ahora, ¡Menudos caballos entonces! jajajajajjaja y menuda Yoko, que anda con cosas extrañas, y al alcance del pequeño Sean.
ResponderEliminarAunque no haya sido para reírse, yo me reí mucho XD es que Sophie, ella puede conmigo jajajajajja yo moriría cada vez que John se aparece de la nada, me darían infartos. Esos bloqueos, son terribles, puedes tener muchas ganas de escribir, pero no sale NADA ahí es cuando debes recurrir a otras cosas... de esas que abren la mente... jajajajjaja ¡Solo digo! y por supuesto que se necesitan comentarios para inspirarse, así que aquí te dejo el mio :3
¡Un beso y sube pronto! ♥
Hola !! Creeme que entre Sven que cada vez lo veo mas parecido al spike de nothing hill http://st-listas.20minutos.es/images/2007-09/97/1496_640px.jpg?1190649662 es tremendo y Johnny siempre tan chistoso el , ahora pasame la pelota de futbol que le doy un pelotazo a la escoba chillona (yoko) como se atreve a drogarse viniendo de ella me espero cualquier cosa es mas no es apta para ser madre , escoba bruce lee (misako) creeeme que entre las dos escobas japonesas me hago el partido de futbol y llamo al liverpool para que les de una horda de pelotazos a las dos y definitivamente esto es una genialidad y por cierto estamos igual con crisis de inspiración :
ResponderEliminarNo voy a saludar. No, voy a ser maleducada y no voy a saludar, porque vine a retarte, reñirte, regañarte, cagarte a pedos, en fin, como le quieras llamar. O sea, vengo a devolver todos los retos que me pegaste a mí, porque nuestra relación se basa en maltratarnos. A ver, corazón mío, ¿a esto le llamás falta de inspiración? ¿A esto le llamás fic chorra o no sé qué? No podés, ¡te voy a meter en un orfanato! ¡No tenés perdón de Zeus! Pero si es perfecto, genial, único, alabable, lavable también (?), excelente, delicioso, genial, estupendo, estupefacto, estupefaciente, espectacular, im-presionante, ¡una cosa de no creer! ¡Y vos venís y le tenés poca confianza! Chau Cloquell, ni nos vimo!
ResponderEliminarDespués de todo esta lista de reprendidas, supongo que habrás captado el mensaje y habrás aprendido que a tus hijos no debés tratarlos mal, porque yo también aprendí. No seamos malas madres, que después el chico nos saldrá asesino serial.
Bueno, voy a pasar a comentar, que supongo que es lo que ten interesa y no todo lo que te dije anteriormente. Estoy segura que te salteaste lo anterior porque no te conviene, ¡no lo niegues!
Primero: Pero…pero…¿¿¿PERO QUÉ CLASE DE JEFE ES ÉSE??? Después de cuidar todo el día del crío, cosa que NO es el trabajo de Sophie, que lo hizo de favor, que por más que le regalaran plata (y encima como diciendo “mirá qué bueno soy, te regalo unos mangos porque me cuidaste al nene”) no son capaces de darle el día siguiente libre! Y la ponen a hacer algo que es taaaaan necesario como sacarle lustre a la cubertería. Bué, si me dijeras que era para lavar los platos, la ropa, hacer la comida, qué sé yo, alguna necesidad básica, bueno…podríamos considerarlo. Pero los tenedores y las cucharas de plata, creo que no son una necesidad imperiosa. O sea, que de todo esto sacamos que SE ESTÁN APROVECHANDO. Se aprovechan, explotan, exprimen a esta chica. Vamos a llamar al sindicato de empleadas domésticas, les vamos a hacer un alto juicio. Chau Lennon, ahora vas a saber lo que es la Working class. Además, acá salió la ley de blanqueo de empleadas, con sus días libres, sus horas extras, sus vacaciones, sus licencias, sus aportes, TODO. Y, creo, me parece, que Sophie está en negro. Por lo tanto, son dos cosas: explotación+trabajo en negro. Y siempre se siente amenazada con que la despedirán. Y hay maltrato de parte del resto del personal. O sea, PERDISTE JOHN. HACETE CARGO DE TODO ESTO.
Bien Sophie, te dejaré mi tarjeta de abogada por aquí. Sí, dice “María Gallo. Servicios.” porque la uso para mis diferentes actividades. Ejem, ejem.
Bueno, voy a continuar. A ver, chiquito mío, querido Sean. ¿Cuándo vas a entender que TE QUEDES QUIETO? Yo no sé si tengo poca paciencia como mi prima o qué, pero este chico es un demonio, no entiende y a la vez entiende todo, por lo tanto es un peligro. Y es tan peligro, que acaba de “hurguetear” (si mi madre lo viera…qué paliza le daba, como me hacía a mí cada vez que “hurgueteaba” entre sus cosas) en la cajita de Yoko. Madonna santa, mirá las cosas que guarda mamá Yoko en su cajita. Es una bruja! Guarda sus pócimas malditas en cajitas secretas!
ResponderEliminarMe imagino la cara de susto de Sophie…Mierda, el chico con una bolsita de merca y encima preguntándote qué es, y ya presto a meter su dedito para comérsela. No quisiera estar en sus zapatos, y más cuando convence a la criatura de que le devuelva eso y se lo lleva y no sabe qué hacer. Sinceramente, no sé qué consejo darle. Lo mejor sería que cague a piñas al padre y a la madre, pero como que no podés hacer eso con tus jefes…Mmm, en lindo lío se metió sin querer.
Así que bueno, espero que se solucione pronto su dilema, que lo diga y que se lo tomen a bien, como que no quiere meterse pero que quiere cuidar del nene. Eso a Yoko no se lo hará entender ni en mil años, pero a John, creo que sí.
Y ahora me voy, Miss Cristina! El Aplausómetro marca un 10000 en el nivel de aplausos para vos!
P/D1: Creo que me faltó decir que me encantó el capitulo. ¡ME ENCANTÓ EL CAPITULO!
P/D2: Grito mucho cada vez que comento acá XD
P/D3: Anoche pasaron una publicidad de algo…no sé de qué era, una bebida me parece, pero en la publicidad decía “caballo blanco”. O sea, era caballo, y era blanco. Me acordé de vos y de este capitulo jaja.
P/D4: Lo que me dijiste hace un rato me cagó el viernes. ¡Obrint Pas, no se vayan! ¡No se vayan o me mato! ¿Ven este cuchillo? ¿Ven este cuello? ¡El mío, no el del gato! ¿Lo ven? ¡Bueno, me voy a matar!
P/D5: Espero que subas pronto, porque me quedé preocupada como Sophie. ¿Qué pasará?
P/D6: Bueno ahora sí me voy enserio. Adío!
Holaaaaaa :D
ResponderEliminarMe presento, soy nueva leyendo tu fic y me encantó!
Es que me reí muchisimo! jajajaja me sacó de un fin de semana aburridísimo!
Muy bueno todo, así que caballo eh? xD no sabía que así se le llamaba.. jaja
Esta chica, Sophie, tiene un trabajo soñado! afdafdsg es una ídola! me hace reír muchisimo con sus ocurrencias jaaja
En fin, me divertí leyendo tu historia, espero que puedas seguir subiendo capítulos :D
Saludos desde Argentina!
HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY! pero que cosa! me encantó Clo, la verdad que vale la pena esperar, así que pues no te lincho. Muy buena la aclaración porque no sabía jajajaj sos educativa también y bueno que mas decir como siempre sublime y miles de perdones por no haberme pasado antes. Lo mejor! Un beso enorme!
ResponderEliminar